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No es otra ola de calor, Argentina hierve en su modelo productivo

“Se podría decir que estamos experimentando las olas de calor intensas más frescas del resto de nuestras vidas”, dijo una investigadora del Conicet. Y es la distopía de marzo 2023: una de nube de fuego y humo, de 38 grados y 43 de térmica, de bichos diminutos que invaden las casas, los trenes, los bondis y los patios, de una sequía monumental que cuartea el 70 por ciento de la tierra del país. Una decisión irrenunciable del poder político de no mover ni un ápice el modelo de producción que nos tiene parados aquí, desgraciadas y desgraciados, en alerta rojo cuando el otoño debería ser inexorable.

Por: Silvana Melo, Resumen Latinoamericano, 15 de marzo de 2023.

Los catorce millones de personas hacinadas en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) son el 35 por ciento de la población argentina y viven en 3.800 kilómetros cuadrados, en un país que se alarga en 2.780.000 kilómetros cuadrados. Catorce millones generando su propio calor, apilándose en manzanas enteras habitadas hasta el mínimo rincón interno, cementadas al extremo, con pulmones de manzana tan decrépitos y agotados como la propia población a ocho días de un otoño fraudulento.

Carolina Vera es la doctora en Ciencias de la Atmósfera e investigadora principal del Conicet la que habló de las olas de calor más frescas del resto de nuestras vidas. Porque el país, cosido por la inflación y el desencanto político, soporta el verano más cálido de su historia con 1,3 grados por encima de la temperatura normal, según datos del Servicio Meteorológico Nacional (SMN). Este verano fue el tercero más seco de la historia en la Argentina. Pero febrero fue el segundo más seco con un 41,9 por ciento menos de lluvia que el promedio. Es decir que llovió la mitad de lo que suele llover, más o menos normalmente, en uno de los meses de mayores precipitaciones promedio al año.

Y las olas de calor —que son nueve en este verano, hasta ahora— serán cada vez más frecuentes e intensas “por la influencia humana en el clima”. Es verdad que los gases de efecto invernadero, que producen el calentamiento de todo el planeta, se vienen acumulando desde el comienzo de la era industrial. Pero la locura de la riqueza concentrada y la rentabilidad ilimitada se han profundizado en las últimas décadas. Y el modelo de producción extractivista es el sostén financiero de la mayor parte de los países de América Latina, extremadamente débiles política y económicamente.

Foto: Telam

Las olas de calor del modelo extractivo

La ola de calor que se extendió en el AMBA, por gran parte del mes de marzo, es consecuencia de esa matriz productiva que la Argentina adoptó como propia a costa de lo que fuere. Los gases de efecto invernadero —los que producen el ahogo sostenido de este tiempo en calor y sequía— están directamente relacionados con quemar combustibles fósiles. Es decir, obtener energía del carbón, el petróleo y el gas natural. Vaca Muerta es el cuerpo de salvataje de este dislocado país, a partir de la producción de hidrocarburos no convencionales. Que para colmo necesitan de sistemas probadamente nocivos como el fracking —fractura hidráulica— para la extracción del petróleo y el gas.

Pero además, el cambio del clima está generado por la deforestación y la erosión del suelo, episodios con historia muy cercana: la ampliación de la frontera agrícola se puso en marcha en las últimas décadas cuando la Argentina decidió poner énfasis en la exportación de commodities con la consecuente entrada fácil de divisas y el enriquecimiento desmesurado de grandes productores que dominan extorsivamente la economía del país. Cuando la soja se volvió reina y señora y su cultivo fue casi único durante años, se deforestó desaforadamente, se corrió a la ganadería hacia los humedales y se destruyeron el suelo y los reservorios de agua dulce. Los propios dueños de la tierra y la vida se opusieron a la ley que intenta salvar los humedales y la pretenciosa letra legal quedó en un cajoneo con olor a para siempre.

El desmonte destruyó la ida y vuelta entre las lluvias, los árboles y la tierra que mantienen naturalmente la salud de unos y otras. El agotamiento del suelo por parte del monocultivo y la falta de árboles volvió ese suelo una calle de cemento por donde no escurre el agua. Por lo tanto, las distintas zonas del país se retuercen espasmódicamente entre terribles sequías e inundaciones. El negocio inmobiliario construyó countries que funcionan como paredes contra las que chocan las aguas en busca de su camino normal y que producen el desvío hacia las ciudades.

Foto: Nicolas Pousthoims / Subcop

El Niño y la Niña o el modelo de la semilla zombie

Casi veinte días de entre 36 y 38 grados de temperatura en el AMBA hacinado no es fruto de la casualidad ni sólo de los fenómenos como el Niño o la Niña —en una connotación poco feliz que implica a la infancia— como sostienen los descontextualizados meteorólogos.

Los bichos diminutos —llamados trips— que rara vez vemos en las ciudades encadenadas en esta olla hirviente que es el Conurbano y los otros bichos, como los «astilos moteados» o el «siete de oro» —que se las agarran con las vacas ante la desesperación y el desconcierto— se vienen a los centros urbanos porque la sequía les arrebató el hábitat y el alimento.

Los centenares de miles de niños, niñas y adultos que sobreviven en los eufemísticos “barrios populares”, se llevan la peor parte. Como parece corresponder a una política de extinción de los sectores más frágiles. En sus barrios y en sus casas hace más calor, obviamente no tienen aire acondicionado, la electricidad tiene la inestabilidad de los que se cuelgan, el agua es una quimera, los espacios verdes son reducidos y el hacinamiento es mucho más profundo.

“En Argentina las ciudades concentran al 90 por ciento de la población, y es en ellas donde los impactos se sienten más y, en consecuencia, donde debemos focalizar las soluciones”, dice el coordinador del Programa de Ciudades de la ONG Cippec, Alejandro Sáez Reale.

Los catorce millones que fatigan el AMBA transitando una ola de calor que ya parece sólida, no saben si tendrán luz cuando lleguen a sus casas. Si van a la escuela, probablemente no tengan aire ni ventiladores y son treinta o más en un aula con una docente y los chicos se desmayan de baja presión (a veces también de hambre) y la docente trata de exorcizar su propio desmayo.

Los fenómenos extremos generan incendios devastadores en el centro y en el sur del país, algunos accidentales, otros provocados por los mismos productores agropecuarios. Estas quemas han producido tragedias que, sin embargo, no lograron que la Justicia y el poder político actúen con dureza. Es que es el mismo poder económico, el mismo poder real, que logra dos ediciones del dólar soja, en un país desesperado por divisas y extorsionado por quienes las pueden generar. El mismo que inventa el trigo HB4 transgénico, «resistente a la sequía».

Es que primero destruyen los ecosistemas y luego crean la semilla zombie que resiste a todas las consecuencias de ese sistema productivo. Las olas de calor, la energía eléctrica que se apaga para 20 millones por un incendio de pastos, la sequía que manda los bichos a las ciudades y destruye las pequeñas economías, la desesperanza de los que tienen que salir todos los días al infierno, el desencanto de observar en la escena diaria la ritual disputa por cargos que deberían ser tóxicos, la luz que se corta y se corta y se corta.

Y los catorce millones hacinados en el AMBA, tanto como los 46 millones de todo el país, que pellizcan en la mesa un pan con trigo transgénico —ése que resiste a la sequía—. Sin siquiera sospecharlo.

FUENTE: Tierra Viva

Aseguran que hay una “explosión” reproductiva de peces tras el crecimiento del Paraná

Un informe de la Universidad Nacional del Nordeste elaborado a partir de muestreos del agua sostienen que la fauna ictícola está creciendo por encima del ritmo previo a la anterior crecida del río

Investigadores del Instituto de Ictiología del Nordeste (Inicne) afirmaron que la reproducción de peces en el río Paraná está en pleno desarrollo, luego de una serie de muestreos realizados en la provincia de Corrientes. La licenciada en Ciencias Biológicas y becaria del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), Paula Bertran, adelantó a la radio de la Universidad Nacional del Nordeste los pormenores de estos trabajos.

“Hicimos un muestreo el lunes y encontramos algunos bagres, bogas, sábalos y dorados. El jueves volvimos a muestrear y vimos que la reproducción sigue. Esto tiene que ver con los movimientos del río que generan una explosión como ya ocurrió entre octubre y noviembre de 2022 cuando vimos movimiento de reproducción”, detalló la investigadora.

“Mediante muestreos ictioplancton capturamos larvas y podemos decir que hay reproducción de distintas especies como sábalos, bogas, bagres, surubíes y dorados. Cuando las traemos al laboratorio vemos sus características en la lupa, como los bigotes en los silúridos”, explicó Bertran, y agregó que “los muestreos los realizamos con redes de 200 micras, similares a las que se usan para cazar mariposas, la dejamos unos minutos en el canal de navegación y después volcamos el contenido en un recipiente con alcohol”.

En este sentido, aclaró que “para que la reproducción sea exitosa las condiciones ambientales deben ser favorables: el caudal del río debe seguir así y deben tener alimento con el correr de los días para seguir creciendo. Hay que aclarar que no todas las larvas sobreviven y llegan a ser juveniles o adultos. Además de ver que hay reproducción de estas especies buscamos tener más información de su biología y saber que estos movimientos de agua ayudan y es importante que el río se mantenga en estos niveles”.

El pronóstico del Instituto Nacional del Agua (INA) prevé que el efecto del aumento del aporte del río Paraguay sobre el río Paraná se intensifique durante la primera quincena de marzo.

FUENTE: El Ciudadano

El gobierno puso en marcha la Agencia de Cannabis: «Es una industria que tiene 25.000 aplicaciones distintas»

Cosmética, sector textil, petróleo, fueron algunos de los sectores que nombró el ministro de Economía, Sergio Massa, que encabezó la primera Mesa de Trabajo. Hay empresas estatales, 40 centros de investigación que lo estudian y 45 proyectos de desarrollo que emplearán a 5000 personas.

No hay muchos puntos en los que el gobierno nacional se muestre cohesionado y con fuerza. Solo por eso lo del cannabis ya sería algo para destacar. Pero además, el tema demuestra las múltiples aristas que atraviesan a este producto, y cómo se va dando la transformación social de la mano de acciones políticas. Una frase sirve para ejemplificarlo: este miércoles, en el marco del lanzamiento de la primera mesa de trabajo de la Agencia Nacional de Cannabis, el ministro de Economía, Sergio Massa, enfatizó que ponerla en marcha

«significa iniciar una nueva industria en la Argentina. Una industria que tiene 25.000 aplicaciones distintas».

Sergio Massa

Cosmética, sector textil, petróleo, fueron algunos de los sectores que nombró. Pero el cannabis va mucho más allá, es investigación, salud y derechos humanos. Por eso de la Mesa de Trabajo de la Agencia –»un organismo interministerial que impulsará políticas públicas basadas en la regulación del uso de cannabis medicinal e industrial»–participaron también los ministros de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus; de Salud, Carla Vizzotti; de Seguridad, Aníbal Fernández; el Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, Juan José Bahillo; y el titular de la Agencia de Cannabis, Francisco Echarren (intendente de Castelli).

Según indicaron, la Agencia Nacional de Cannabis regulará la cadena de producción, comercialización nacional y explotación de la planta de cannabis, su semilla y sus productos derivados para uso medicinal. A su vez, desde la Agencia se extenderán licencias y habilitaciones, y será la encargada de impulsar esta nueva industria que aportará a la economía generando trabajo genuino.

Massa hizo hincapié en que la Agencia “le abre la oportunidad a la Argentina de empezar a recorrer un nuevo camino en términos de industria exportadora a partir de una enorme demanda global. Ya tenemos en demandas desde proyectos y programas de industrialización hasta programas vinculados a lo agroindustrial en la secretaría de Agricultura. Todo eso hay que transformarlo en una industria que genere trabajo, exportaciones a la Argentina y que genere valor”.

Hoy ya existen más de 40 centros de investigación que se dedican específicamente al estudio del cannabis desde la biotecnología hasta diferentes áreas de la salud. Filmus señaló que la Agencia “es una iniciativa que representa la lucha de muchas familias y que se da, también, gracias al trabajo de más de 400 investigadoras e investigadores del Conicet y de las universidades que investigan este tema. La red generó, en momentos difíciles en los que no estaba bien vista la temática, investigaciones muy importantes».

Y destacó la empresa estatal creada entre el Conicet, la Universidad Nacional Arturo Jauretche y el Hospital El Cruce, destinada a desarrollar tecnologías para ser transferidas a pequeños y medianos productores y empresas provinciales, para que no sean solo las grandes empresas las que puedan acceder a las tecnologías de producción. “Para eso está el Estado: para garantizar que el acceso a la salud sea para todas y todos y para generar trabajo, ahorrar divisas, sustituir importaciones y poder exportar con valor agregado”, agregó.

El cannabis también resulta un potencial económico para varias provincias. Es el caso de Jujuy o La Rioja, que impulsa la producción e investigación desde el Estado en asociación con la Universidad Nacional de La Rioja.

Producción estatal de cannabis en La Rioja

Vizzotti remarcó que el trabajo vinculado a la Agencia se trata de “una construcción colectiva, basada en evidencia científica, que sin duda va a favorecer el acceso, la equidad y la calidad de toda el área terapéutica en relación a la salud”. Y enumeró algunos de los avances llevados a cabo, como la creación de la categoría de productos vegetales a base de cannabis para su uso y aplicación medicinal; el trabajo para favorecer el acceso al cannabis medicinal a través del programa REMEDIAR; la producción publica de cannabis medicinal; y los avances para la incorporación del cannabis al Código Alimentario Argentino.

Al referirse a la flamante Agencia, Aníbal Fernández añadió: “desde el Ministerio de Seguridad estamos haciendo algo positivo para apostar y sumar a una política pública que hace muchos años se viene negando, y estamos haciendo lo que tiene que hacer y que en este momento está poniendo las cosas en su lugar, ordenando cada uno de los pasos, incentivando para que los trabajadores sigan trabajando en consecuencia y con resultados positivos para un pueblo que lo reclama”.

La Agencia contendrá toda la cadena productiva del cáñamo y cannabis para uso medicinal e industrial, importación, exportación, cultivo, producción, industrial, fabricación y comercialización, y promoverá la investigación científica y la generación de conocimientos articulado con Universidades Nacionales, Organismos de ciencia y técnica, ONGs.

«La Agencia tiene la misión de constituirse en motor del desarrollo nacional de la cadena productiva y añadir valor agregado, e implica la sustitución de importaciones de insumos y dar un marco normativo a las actividades productivas, que poseen gran potencial de generación de encadenamiento de alto valor agregado», mencionaron en el organismo que también se apoyará y fomentará a emprendimientos, pymes y pequeños productores de un sector.

Actualmente existen 45 proyectos de desarrollo de cannabis en la Argentina que generarán 5000 puestos de trabajo en el primer año de implementación y dinamizarán a las economías regionales.

FUENTE: Tiempo Argentino

Investigadores argentinos prueban la eficacia del laurel amarillo contra el veneno de yarará

Las propiedades de la tradicional planta ya se han utilizado en el tratamiento de mordeduras de otras serpientes, dolor de muelas, reumatismo y otros trastornos inflamatorios.

El veneno de serpiente es una mezcla compleja que comprende de 50 a 200 componentes que pueden presentarse en múltiples isoformas de proteínas y péptidos.

Etnofarmacología

Una línea de investigación de la Universidad Nacional del Nordeste (Unne) y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) mostró, por primera vez, qué compuestos son responsables de la actividad antiserpiente del laurel amarillo (Nectandra angustifolia), en base a ensayos in vitro e in silico (simulación computacional). Los resultados obtenidos en este trabajo avalaron el uso tradicional de esta especie como antiserpiente en la medicina popular.

De este modo, una serie de ensayos de la ciencia contemporánea les dio la razón a los pueblos originarios. El uso etnomedicinal de esta planta es bien conocido en la medicina popular y los primeros informes escritos se remontan a las misiones jesuitas en el siglo XVI, describiendo su uso por las tribus aborígenes (guaraníes del noreste de Argentina) como un tratamiento digestivo, antiulceroso y para el dolor, y para tratar mordeduras de serpientes.

Los hallazgos fueron publicados recientemente en inglés en la revista “Journal of Ethnopharmacology”. La investigación fue realizada por Ana María Torres, Gonzalo Adrián Ojeda, Emilio Angelina, Soledad Bustillo, Nélida Peruchena, Loris Tonidandel, Roberto Larcher, Tiziana Nardin y Eduardo Dellacassa.

Salud pública

La mordedura de serpiente venenosa sigue siendo un importante problema de salud pública en muchas regiones del mundo, particularmente en áreas rurales que carecen de instalaciones médicas; se estima que cada año se producen 5,4 millones de mordeduras de serpientes. En la región nororiental de Argentina, la tasa de estos casos asociados a accidentes ofídicos se encuentra por encima de la tasa promedio del país. El género Bothrops (víboras yararás) es responsable del 97 % de los casos, siendo la yarará chica oriental (B. diporus) la especie reportada con mayor frecuencia.

El veneno de serpiente es una mezcla compleja que comprende de 50 a 200 componentes que pueden presentarse en múltiples isoformas de proteínas y péptidos. Estas enzimas han sido implicadas como responsables de los efectos locales y sistémicos del veneno. Los síntomas locales incluyen hinchazón, hemorragia, ampollas, hematomas y necrosis.

La administración de suero antiveneno heterólogo es el tratamiento estandarizado para la intoxicación por veneno; sin embargo, los efectos secundarios podrían ser significativos. Sumado a esto, el suero antiveneno tiene baja efectividad sobre los efectos locales producidos por el veneno inmediatamente después de la picadura; también requiere condiciones especiales de almacenamiento y personal calificado para su aplicación.

Terapia con plantas

Existen varios estudios sobre plantas con propiedades alexitéricas, centrándose en la capacidad de aliviar síntomas como dolor, sangrado, inflamación, infección o incluso intoxicación. Los informes sobre la medicina indígena de América Central y del Sur contienen referencias al uso de varias especies de plantas de la familia Lauraceae, incluidos los géneros Nectandra y Ocotea, en la terapia de infecciones de los sistemas genitourinario, gastrointestinal y broncopulmonar. Además, se han utilizado en el tratamiento de mordeduras de serpiente, dolor de muelas, reumatismo y otros trastornos inflamatorios.

En particular, Nectandra angustifolia, popularmente llamado “laurel amarillo”, “laurel de río” o “aju’y hû”, es una especie nativa de América del Sur, predominantemente en el noreste de Argentina, Brasil y Paraguay.

Los extractos de plantas constituyen una mezcla compleja de compuestos con una variedad de actividades farmacológicas. Un amplio grupo de compuestos han sido reportados como agentes neutralizantes efectivos contra diferentes especies de Bothrops.

Entre estas especies químicas, los compuestos polifenólicos han sido ampliamente estudiados debido a sus beneficios biológicos. Los flavonoides involucran un grupo de compuestos naturales con estructuras fenólicas variables y muchas propiedades bioquímicas, entre las cuales su actividad antioxidante es la mejor descrita.

Existen algunos reportes sobre las propiedades alexitéricas de los flavonoides contra especies de Bothrops, y específicamente contra el veneno de la yarará chica oriental. Sus efectos antiinflamatorios también son de particular interés ya que podrían ser los responsables del efecto local de los extractos de plantas en el tratamiento de las mordeduras de serpientes. Entre los flavonoides, la quercetina y sus derivados han sido señalados como compuestos con varias actividades biológicas, incluyendo efectos antiinflamatorios.

Efecto antiinflamatorio

La investigación científica de las plantas utilizadas en la medicina tradicional es un tema de creciente interés como forma de identificar nuevos agentes antiinflamatorios que eviten los efectos secundarios que pueden ocurrir al usar varios antiinflamatorios comerciales a largo plazo.

En ese contexto, el potencial del uso de plantas del nordeste argentino para la bioprospección de principios activos en biomedicina dio lugar al desarrollo del proyecto “Agregado de valor a biomasa del NEA rica en polifenoles. Evaluación de sus efectos benéficos para la salud y modelado sobre blancos moleculares”.

Pese al difundido uso de esta planta con fines medicinales, ni la caracterización química de su extracto ni sus propiedades biológicas habían sido reportadas por pruebas biológicas in vitro.

Se trata de una iniciativa aprobada por la Agencia Nacional de Promoción de Ciencia y Tecnología y complementado por la línea del “Pue Conicet”. Dentro de esa línea de investigación, se llevó a cabo un estudio específico para evaluar la actividad antiinflamatoria del extracto etanólico del laurel amarillo, previo al estudio de su capacidad anti veneno de yararás.

Este trabajo fue realizado de manera conjunta por el “Laboratorio de Investigaciones Bioquímicas” de la Facultad de Medicina (Libim), liderado por la Dra. María Victoria Aguirre, y el “Laboratorio de Productos Naturales”, a cargo de la Dra. Ana María Torres, ambos laboratorios integrantes del Instituto de Química Básica y Aplicada del Nordeste Argentino (Iquiba).

Para el estudio se obtuvieron y caracterizaron componentes bioactivos a partir de un extracto etanólico de Nectandra angustifolia (Laurel amarillo), en relación con su fitoquímica, comprobándose actividad antiinflamatoria en modelos in vitro e in vivo.

“El estudio muestra por primera vez que el extracto etanólico de Nectandra angustifolia tiene un alto contenido de flavonoides y que posee propiedades biológicas antioxidantes y antiinflamatorias como lo demuestran los análisis multiparamétricos de ensayos in vitro y un modelo in vivo de inflamación”, destacaron los investigadores.

En el marco de este trabajo se destacan los aportes del bioquímico y tesista Leandro Adrián Ferrini; del Dr. Juan Pablo Rodríguez, de la Dra. Gabriela Olea y del Bioq. Juan Pablo Melana, pertenecientes al Laboratorio de Investigaciones Bioquímicas (Libim) de la Facultad de Medicina, y del Dr. Gonzalo Ojeda y de la Dra. Gabriela Ricciardi, pertenecientes al Laboratorio de Productos Naturales “Ing. Armando Ricciardi”.

En tanto, respecto a las perspectivas de la línea investigativa sobre plantas utilizadas en la medicina tradicional, la Dra. Aguirre consideró que “la misma resulta de fundamental importancia para proveer de bases científicas que validen el uso ancestral de la etnofarmacología regional y sus posibles aplicaciones biotecnológicas”.
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Río Salado: contaminación que amenaza la vida

La contaminación en la cuenca baja del río Salado representa una amenaza para la supervivencia de la fauna acuática. Así lo detectaron investigadores de distintas universidades y organismos públicos del país, que constataron la presencia de altos niveles de metales y agroquímicos en el agua y en los sedimentos.

En su recorrido de 650 kilómetros por Santa Fe, el río Salado Norte –diferente al río Salado Sur, que recorre la faja central y el noroeste de la provincia de Buenos Aires y el sur de Santa Fe– recibe aguas residuales de actividades agrícolas, industriales y domésticas que impactan en la biodiversidad. Un reciente estudio desarrollado por una decena de investigadores del CONICET en la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), en conjunto con especialistas del Instituto Nacional de Tecnología Agraria (INTA) y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), detectó altos niveles de contaminación por metales y agroquímicos en los sedimentos y aguas de la cuenca baja del Salado, lo que pone en riesgo la vida de anfibios y peces.

Para ello, se tomaron muestras de agua y sedimentos en tres localidades diferentes: en el arroyo Cululú, un afluente de la cuenca del río Salado, la costa del camping municipal de Ciudad Esperanza y la playa de la ciudad de Santo Tomé, las dos ciudades más importantes de la cuenca baja de este río. En todos los casos, analizaron distintos parámetros fisicoquímicos y de metales, y detectaron que la calidad del agua es “marginal”, es decir, mala. El análisis mostró bajos niveles de oxígeno disuelto y altos niveles de sólidos suspendidos totales, incluidos fosfato, nitrito, conductividad, plomo, cromo y cobre. Específicamente, las concentraciones de metales fueron entre 34.000 y 35.000 veces más altas en los sedimentos que en las muestras de agua.

“Me sorprendió la excesiva cantidad de cromo que encontramos. Hace años trabajamos en análisis de agua y, si bien es habitual encontrar excesos de cobre, no ocurría lo mismo con el cromo, que en las muestras que tomamos cerca de la ciudad de Esperanza, por ejemplo, excedieron el límite de protección de la vida acuática determinado por la legislación argentina”, advierte la investigadora Carolina Aronzon, del CONICET y el Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental de la UNSAM (3iA/UNSAM).

La especialista aclara que, si bien todos los metales están naturalmente en el territorio, la actividad antrópica –recreativa e industrial– aumenta esos niveles. En el caso del arroyo Cululú, por ejemplo, las actividades vinculadas con las industrias del cuero, vidrio, metalurgia, galvanoplastia, agrícola y láctea afectan la calidad de los sedimentos del fondo de la cuenca de este curso de agua.

“Solo consideramos metales y otros parámetros fisicoquímicos en base a los limites establecidos por las reglamentaciones, pero si a eso le sumamos los plaguicidas, el escenario es aún peor”, agrega Aronzon, que es doctora en Ciencias Biológicas. A partir de este trabajo, se detectó la presencia de 30 plaguicidas diferentes en todas las muestras de agua y sedimentos. Por ejemplo, en todas las muestras, encontraron glifosato y su metabolito (ácido aminometilfosfónico o AMPA), N,N-Dietil-meta-toluamida (DEET, presente en la mayoría de los repelentes de insectos) y atrazina (que es un disruptor endócrino).

“Que los análisis químicos hayan sido realizados por expertos y expertas de tanta relevancia refuerza mucho los resultados”, dice Rafael Lajmanovich, del Laboratorio de Ecotoxicología de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional del Litoral (FBCB-UNL), y destaca no solo el esfuerzo de Aronzon y su colega Julieta Peluzo, de la UNSAM, que viajaron a Santa Fe para poder llevar a cabo esta investigación, así como también el de Eduardo de Gerónimo y Virginia Aparicio, del INTA, y el de Lautaro Valenzuela, de la CNEA, para la realización de los análisis químicos de residuos de pesticidas y metales.

La alta contaminación debido a la presencia de metales y agroquímicos, sumado al bajo nivel de oxígeno disuelto y los aumentos abruptos de la temperatura, afectan directamente a fauna que habita en el río. Estudios previos daban cuenta de su impacto en las poblaciones de peces, que ha causado su mortalidad masiva en toda la cuenca del río, y que también afecta a los anfibios.

Al respecto, este trabajo también evalúa la toxicidad letal y subletal de las muestras de agua y sedimentos a través de biomarcadores en larvas de anfibios, como estrés oxidativo, neurotoxicidad y genotoxicidad. Para ello, adaptaron los protocolos que venían utilizando en otras investigaciones con muestras de agua contaminada, de manera tal que les permitiera incluir los sedimentos. Allí, en las muestras de agua con sedimentos, pusieron ejemplares de larvas de R. arenarumlarvas, una especie anfibia nativa que habita en esa zona.

“En una de las muestras, la que tomamos en el arroyo Cululú, que es un afluente del río Salado, detectamos mortalidad”, alerta Aronzon y detalla que esta llegó a un nivel de mortandad máximo del 50% de las larvas, luego de 408 horas. En el resto de las muestras, detectaron efectos subletales, como estrés oxidativo y genotoxicidad.

En su recorrido de 650 kilómetros por Santa Fe, el río Salado norte recibe aguas residuales de actividades agrícolas, industriales y domésticas que impactan en la biodiversidad.

Al respecto, en el artículo “Calidad ambiental y ecotoxicidad de sedimentos de la cuenca baja del río Salado (Santa Fe, Argentina) sobre larvas de anfibios”, que ha sido recientemente publicado en la revista científica Science Direct, este grupo de investigación interdisciplinario, en el que participaron expertos en Ecotoxicología, Ecología y Química Ambiental, se advierte que, según los datos fisicoquímicos y la evaluación de ecotoxicidad, “esta importante cuenca fluvial está significativamente degradada y puede representar un riesgo para la biota acuática”.

Por eso, advierten que es necesario un monitoreo espacio-temporal exhaustivo en cuanto a la presencia de contaminantes agrícolas e industriales, así como aumentar de manera “urgente” la distancia de los cultivos transgénicos dependientes de plaguicidas de los ecosistemas acuáticos. Si se considera solo el uso del glifosato, se estima que, en la Argentina, los agricultores aplican anualmente más de 12 litros por hectárea (el promedio en el mundo es de tres litros por hectárea), generalmente mezclados con otros herbicidas. “Es necesario tomar medidas para evitar que esta situación empeore porque ya tenemos un ecosistema degradado”, advierte Aronzon.

Por su parte, Lajmanovich destaca que la contaminación es una “amenaza silenciosa” que está poniendo en riesgo los humedales mientras se sigue postergando la sanción de una ley que regule su uso, que se está debatiendo desde hace diez años y ha sido consensuada por científicos, profesionales y representantes de la sociedad civil. “Los incendios son las amenazas para los humedales que más resuenan, pero no son las únicas”, afirma el especialista, que se dedica al estudio del impacto de contaminantes ambientales en anfibios desde hace más de dos décadas, y concluye: “Este trabajo debería ser tenido muy en cuenta, porque demuestra que toda una cuenca, que es parte de un gran humedal, está contaminada con plaguicidas y otros contaminantes de las industrias, a niveles que actualmente ya son alarmantes para la supervivencia de la fauna y la biodiversidad”.

*Por Vanina Lombardi para Agencia TSS / Imagen de portada: Agencia TSS.

Posición científica sobre los humedales, mientras siguen los incendios y la política hace humo

En una carta que rebate uno a uno los argumentos políticos que impiden el tratamiento de la Ley de Humedales, firmada por más de 1.800 investigadorxs y académicxs de Universidades Nacionales y del Sistema científico nacional de todo el país, se exige el debate urgente del proyecto de ley consensuado con las organizaciones que desde hace una década impulsan la Ley de Humedales.

Continúan los incendios que hicieron que esta semana el humo llegase a Buenos Aires frente a lo cual las autoridades recomiendan no hacer actividades al aire libre, y lavarse las manos. Quienes tomaron nota de esa recomendación parecen haber sido los gobernadores provinciales, principales impulsores del freno a la ley que en realidad pondría límites a la depredación basada en negocios extractivos e inmobiliarios que los mandatarios no quieren perderse.

La carta de los científicos, motorizada por la preocupación de que el proyecto no sea tratado tras la suspensión del plenario de comisiones en la Cámara de Diputados que iba a darle dictamen, expresa que “estos ecosistemas son de importancia vital para el desarrollo de la vida humana debido a su inestimable aporte en materia de bienes y servicios ecosistémicos, así como por su valor de legado para las generaciones futuras”. Además, rebaten las principales “argumentaciones falaces inscriptas en intereses sectoriales” que traban el debate. La carta y las firmas en esta nota.

Ley de Humedales YA!

Desde nuestro lugar como académicos e investigadores de Universidades Nacionales y del Sistema científico nacional queremos expresar nuestra profunda preocupación frente a la posibilidad de perder una nueva oportunidad para obtener dictamen en reunión plenaria de comisiones, que habilite al debate del proyecto de ley de presupuestos mínimos de conservación ambiental para el uso racional y sustentable de los humedales, en la HCDN.

Estos ecosistemas son de importancia vital para el desarrollo de la vida humana debido a su inestimable aporte en materia de bienes y servicios ecosistémicos, así como por su valor de legado para las generaciones futuras; todo lo cual ha sido reconocido a nivel internacional a partir de la suscripción del Convenio Ramsar en el año 1971.

En concordancia con el creciente reconocimiento internacional respecto de la importancia estratégica de su valoración y conservación, nos encontramos en un momento clave para avanzar en la sanción de una ley de presupuestos mínimos para su conservación, oportunidad que viene siendo largamente postergada, desde la primera media sanción obtenida en 2013 en el Senado. En los últimos días hemos sido testigos de cómo ciertos sectores de la política han apelado a un conjunto de argumentaciones falaces inscriptas en intereses sectoriales, claramente contrarios de establecer cualquier tipo de regulación. Esto nos exige desmontar estas afirmaciones, basados estrictamente en los contenidos del expediente 0075-D-2022:

“No es posible aprobar el dictamen en un trámite exprés, se requiere tiempo para estudiar el proyecto a fondo”. Se trata de una clara maniobra dilatoria. Este proyecto es el resultado de un largo proceso de sedimentación que inicia con la primera media sanción de 2013, nutrido en 2020 por los aportes de una infinidad de reuniones informativas y por el trabajo conjunto desarrollado por especialistas científicos, técnicos, ambientalistas de las provincias, asesores y legisladores. En la actualidad el proyecto cuenta con el apoyo de más de 500 organizaciones socioambientales de todo el país.

“La Ley avanza sobre las autonomías provinciales en el uso de sus recursos y sobre la propiedad privada”. La ley se enmarca en lo establecido por el artículo 41 de la Constitución Nacional, en el cual las provincias delegan en la Nación la facultad de sancionar leyes de presupuestos mínimos ambientales. Los derechos de propiedad no se ven vulnerados por la sanción y aplicación de estas leyes, sólo se establecen los marcos regulatorios a los efectos de asegurar la sustentabilidad de los ecosistemas alcanzados. Las provincias participan activamente de la realización del inventario nacional de humedales, “Será liderado por la Autoridad Nacional de Aplicación con participación de equipos técnicos, de organismos científicos y de gestión y de las Autoridades locales de las jurisdicciones”.

“Su aprobación afectaría la llegada de inversiones y el desarrollo productivo. No debería prohibir actividades productivas realizadas en forma sustentable”. La Ley no establece prohibiciones a priori a ningún tipo de actividad. Sólo se establece que las autoridades competentes deberán solicitar una evaluación de impacto ambiental de forma previa a autorizar la realización de nuevas actividades o la ampliación de las actividades existentes. Se busca garantizar sustentabilidad de los ecosistemas de humedales en el largo plazo y así evitar formas de explotación que los inutilice o haga desaparecer en el corto-mediano plazo.

“De avanzar la ley, se podrían frenar proyectos de desarrollo y eso significa miles de puestos de trabajo que se van a perder” “Aumentarían los niveles de pobreza e indigencia”. De nuevo, se trata de una ley que fijará un conjunto de regulaciones a ser contempladas por los respectivos proyectos de inversión, que hoy se realizan sobre estos ecosistemas prácticamente sin control, con impactos muy negativos. Asegurar la sustentabilidad de los servicios ecosistémicos provistos por los humedales en tiempos de crisis climática como la actual, colabora en garantizar derechos humanos fundamentales para una vida digna de las poblaciones, como el acceso al agua, al aire limpio y a la producción de alimentos.

“Los pobladores históricos serán desplazados de los ambientes de humedales”. Nada se dice en el articulado de la ley que avale esta afirmación. Por el contrario, las comunidades que históricamente han construido un vínculo con estos ecosistemas, lo han hecho en un marco de armonía con su entorno, desarrollando sistemas de producción y formas de habitar respetuosas con los pulsos de la naturaleza. En todo caso, son las prácticas extractivistas desarrolladas en los últimos años las que afectan y expulsan a estas comunidades.

A partir de lo anterior, y ante la posibilidad de nuevas estrategias dilatorias o de distracción sobre los debates de fondo, instamos a superar las presiones de lobbies poco interesados en la conservación de los humedales y hacer prevalecer el buen criterio de preservarlos, desde una mirada comprehensiva y de largo plazo que favorecerá a todos, incluso a los que producen sobre humedales.

Por lo expuesto es que, los abajo firmantes, académicos e investigadores de Universidades Nacionales y del Sistema científico nacional, manifestamos nuestro explicito apoyo al proyecto de ley consensuado de presupuestos mínimos de conservación ambiental para el uso racional y sustentable de los humedales -expediente 0075-D-2022-, por cuanto considera a estos ecosistemas como bienes comunes de la sociedad y no estar sujetos a coyunturas productivistas que sólo privilegian su aprovechamiento económico inmediato y en beneficio de unas minorías.

Algunos de académicos e investigadorxs que firman el documento son: Roberto Fabián Bó, Docente e investigador del Dto. EGE, FCEyN, UBA; Rubén Quintana, IIIA, CONICET, UNSAM; Patricia Pintos, Centro de Investigaciones Geográficas IdIHCS, UNLP, CONICET; Maristella Svampa, CONICET, UNLP; Beatriz Sarlo, Profesora jubilada UBA; Roberto Gargarella, CONICET; Ricardo Manetti, Decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.

Todas las firmas en el siguiente enlace: https://docs.google.com/spreadsheets/d/1MiAz9uglfp5WthhoPUxixKdl6JWcLmpu/edit?usp=sharing&ouid=107875618691602225821&rtpof=true&sd=true

FUENTE: La Vaca

Escobar tendrá un centro de investigaciones dedicado a temas vinculados al delta

Este miércoles se firmó un convenio mediante el cual se convertirá en el primer distrito en contar con un Centro Interinstitucional de Temas Estratégicos (CITEs). Ariel Sujarchuk, Daniel Filmus y Beto Ramil participaron del acto de presentación del acuerdo.

El intendente en uso de licencia y secretario de Economía del Conocimiento de la Nación, Ariel Sujarchuk, el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, Daniel Filmus, y el intendente interino Carlos Beto Ramil firmaron un convenio para la instalación en el distrito del Centro Interinstitucional de Investigaciones Interdisciplinarias para el Desarrollo Sostenible del Delta e Islas del Paraná.

De esta manera, el partido de Escobar se convierte en el primer municipio del país en contar con un Centro Interinstitucional en Temas Estratégicos (CITEs).

El convenio, realizado en el marco del programa de Centros Interinstitucionales en Temas Estratégicos (CITEs), tiene una inversión de 3,5 millones de dólares en obra de infraestructura para la construcción del I-Delta.Ar, un centro único en la región por las temáticas de investigación, la capacidad de trabajar interdisciplinariamente, y la articulación con empresas de desarrollo sostenible.

Su principal objetivo es profundizar la producción de conocimiento sobre la región para colaborar en el diseño, generación y seguimiento de políticas públicas locales y regionales que contribuyan a la conservación de la biodiversidad y al desarrollo sostenible.

Además, su ubicación geográfica es estratégica y se encuentra destinado a estudiantes becarios y grupos de investigación de instituciones en temáticas del delta y sostenibilidad. Contará con once laboratorios para equipos de trabajo, un Salón de Usos Múltiples y espacios comunes para la articulación con la comunidad. Hasta que se finalice la obra del edificio definitivo, las primeras acciones de investigación se realizarán en el Polo de Educación Superior (PES) de Ingeniero Maschwitz.

El CITEs promueve la articulación entre las instituciones y centros de investigación del sistema científico-tecnológico nacional a través de la creación y consolidación de espacios que impulsen y coordinen actividades, capacidades y recursos en torno a problemas o temas estratégicos. De esta manera, se generará un trabajo articulado de investigación entre Municipio, Nación y Provincia con el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MinCyT), la Universidad de Buenos Aires (UBA), el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), la Comisión de Investigaciones Científicas de la provincia de Buenos Aires (CIC), Ciencia y Tecnología de la provincia de Buenos Aires (CyT), el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria del Delta (INTA Delta), Parques Nacionales, y el Ministerio de Ambiente de la provincia de Buenos Aires.

“Hay un acto revolucionario por parte del gobierno nacional, del cual tengo orgullo de formar parte, de llevar la ciencia y la investigación al territorio, una tarea que venimos desarrollando hace mucho tiempo y hoy se vuelve a hacer realidad. Creemos profundamente en la educación y la ciencia como valor de todos los argentinos y argentinas, y por eso, proyectando el Escobar del Centenario, contar con un instituto que investigue y desarrolle los temas de nuestra región nos permitirá ver mucho más allá, hacia un futuro de grandeza”, expresó Sujarchuk.

“Esta iniciativa me genera un gusto particular porque es un municipio que se preocupa por la distribución de la educación y la cultura. Escobar será el primer distrito en tener un CITEs y es una experiencia digna de ser imitada por muchos otros municipios del país comprometidos con el derecho a la educación. Vinimos a respaldar con inversión esta responsabilidad que Escobar sostiene: preservar el ambiente y favorecer que quienes estudien sobre estas temáticas puedan investigar acá”, manifestó Filmus. “Como dijo Ariel, lo de hoy es un acto revolucionario. Me parece fundamental que impulsemos un país donde haya lugar para que nuestros científicos e investigadores se puedan desarrollar y crecer porque su conocimiento beneficia a todo nuestro pueblo. Seguimos trabajando y avanzando con el gobierno nacional junto a funcionarios que se comprometen a convertir la educación en un derecho inquebrantable y a la investigación en un factor de crecimiento”, cerró Ramil.

FUENTE: Que Pasa Web

La revolución de los hongos, la materia prima del futuro

Hay millones de especies, pero recién en el último tiempo se las está investigando y utilizando para diferentes productos. En Argentina se empezó en los ’40 con el cultivo de champiñones. Hoy se hacen desde hamburguesas y camperas hasta sustitutos del telgopor.

Casi cualquier verdulería de barrio los vende hoy en bandejitas, pero no siempre fue así. Recién en la década del ’40 se empezó en el país con el cultivo de champiñones. Hoy el menú es mucho más amplio y, si bien no son un clásico de la cocina nacional, es razonable incorporarlos conscientemente en la dieta: son altos en fibra –lo que mejora la digestión–, tienen gran cantidad de vitaminas (que varían según la especie) y aportan proteínas de tan buena calidad como la carne, aunque su impacto en el organismo es mucho más benéfico. Prácticamente todas las especies comestibles poseen, además, un efecto benéfico en el sistema inmune. Pero más allá de su creciente importancia gastronómica y de su histórico papel medicinal, los hongos protagonizan aplicaciones cada vez más novedosas en la industria, lo que genera que ya se los denomine la “materia prima del futuro”.

Hay registro de que los pueblos originarios de toda América los consumían, pero su uso estaba más vinculado al aspecto medicinal y espiritual-lisérgico que gastronómico. En cualquier caso, los recetarios familiares heredaron a los hongos mucho menos de estas experiencias precolombinas que de la inmigración europea. La explosión gourmet que tuvo lugar en las primeras décadas de este siglo abrió el juego para que “hongos” deje de ser sinónimo de “champignones”, y entraron en escena los portobellos, los shitake, las gírgolas y los hongos de pino. Este aprovechamiento aún está muy por debajo de las potencialidades: hay más de 3000 especies comestibles. La venta online que explotó con la llegada del Covid-19 y la cuarentena los tuvo como protagonistas: “En la pandemia nuestro crecimiento fue descontrolado –relata Milton Muller, productor de hongos y fundador de Hongos Mü–. Producimos bastantes gírgolas pero siempre estamos con faltante. Siempre hay más demanda que nuestra capacidad de producción. Y eso es así desde hace más de un año”.

Flora, fauna y funga

Hasta hace poco se los clasificaba dentro del reino vegetal, aunque los estudios contemporáneos determinan que son un reino aparte y que, incluso, están más vinculados al reino animal. Cada día cobra mayor aceptación la propuesta de denominar funga a la diversidad de especies de hongos que habitan una zona determinada, como una categoría equivalente a flora y fauna. La idea surgió de un grupo de científicos entre los cuales se encuentra el argentino Francisco Kuhar, investigador del Conicet:

“Hasta el momento, se la llamaba mycobiota o micoflora, un término muy técnico que no se enseña en la escuela.

Nunca va a pegar flora, fauna y mycobiota”. El cambio de denominación tiene otros alcances: “Se busca que en las leyes de protección y financiamiento de las investigaciones se pueda incorporar la funga porque en los programas se habla solo de flora y fauna”. La aceptación fue tan grande y tan veloz que ya hay propuestas de legislación en países como Estados Unidos o para la nueva Constitución chilena. Muchas universidades del mundo cambiaron sus portales e incorporaron la palabra «funga» con igual estatus que flora y fauna.

Una atracción, por lo que aún falta conocer, es la científica. La micología es una de las áreas de la biología más extensas y diversificadas, y su potencial es incalculable porque todavía hay niveles de imprecisión muy altos acerca de la cantidad de especies diferentes de hongos que habitan el mundo: se habla de entre 3 y 15 millones. En consonancia, la producción de hongos comestibles experimenta un aumento fúngico: según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), lo elaborado por los 20 principales productores mundiales de hongos y trufas entre 2000 y 2011 se incrementó en un 85,5 por ciento.

Todo con hongo

A los usos gastronómicos y medicinales que se le dan desde hace milenios se sumaron, en los últimos años, las novedosas aplicaciones industriales que convierten a los hongos en un universo prometedor.

En 2019, la empresa sueca IKEA anunció la introducción de packaging producido a partir de hongos y de cultivo agrícola, en reemplazo de los embalajes a base de poliestireno expandido. Con su potencia de marketing “sustentable”, la compañía de muebles y diseño asegura que así genera una reducción del 90% de las emisiones de carbono y ahorra energía en el proceso de producción, además de la reducción de residuos.

Pero no es necesario ser una transnacional europea para tentarse por las oportunidades que brinda el mundo fungi. El Consejo de Investigación y Extensión Forestal Andino Patagónico, junto con investigadores del Conicet, elaboró un producto que reemplaza al telgopor, que también le permite a la industria maderera patagónica disminuir sus desechos. A diferencia del presentado por IKEA, que se basaba en los hongos como materia prima, este proyecto aprovecha la capacidad de ciertos hongos de transformar estos residuos en un aglomerado de características semejantes al telgopor. El Covid dejó en suspenso ciertas inversiones en este sentido, pero la mejora del escenario pandémico va descongelando también los proyectos sustentables.

Kuhar tuvo participación en esa innovación, aunque sus motivaciones actuales se reorientan hacia el mundo de la alimentación en base a fungi: «Estoy armando una empresa de alimentos derivados de mycelio». Habla desde País Vasco, donde fue a presentar su empresa Innomy. «Estamos lanzando la hamburguesa y después vamos a lanzar los cortes de carne», anuncia. El producto tiene textura, sabor y aroma muy similares a la carne de vaca, pero con proteína de origen fúngico, más saludable. “La idea es lanzarlo en Argentina aunque todavía no encontramos la inversión como la que sí tuvimos en España y otros países europeos”.

Otra de las aplicaciones locales recientes es la del diseñador industrial Silvio Tinello. Elabora cueros y telas en base a hongos y yerba mate. La biofabricación de sillas o las células vivas que crean hilos similares a la seda son algunos de los proyectos que, aunque pase el tiempo, no generan problemas de contaminación. Simplemente se degradan. Tinello toma como inspiración la propuesta de la diseñadora inglesa Suzanne Lee, quien cultiva células bovinas que se dividen y fusionan en un material denso similar a la piel de vaca, un «biocuero» bautizado Zoa con el que diseña camperas sin despellejar animales.

La frase “aburrido como un hongo” está en proceso de franca retirada. Con su silencio y su paciencia, los hongos están conquistando el mundo.

Tienen experiencia: la ciencia cuenta con suficiente evidencia de que, tras la lluvia de meteoritos que acabó con los dinosaurios, el reino fungi heredó la Tierra. Desde esa perspectiva, podrían ser los responsables de la vida tal como la conocemos. «

Con propiedades pero sin legislación

Como suele suceder, la tarea de difusión de productos sanos y sustentables choca contra los intereses de quienes vienen trabajando de otra maneras más tradicionales y enquistadas. La mayoría de los hongos comestibles se comercializan en el mundo como suplementos dietarios.

Argentina está todavía lejos de elaborar de manera sistemática productos medicinales extraídos del reino fungi porque esa actividad no está legislada.

El Código Alimentario Argentino incorporó estas especies recién en 2012. Antes, estaban erróneamente clasificadas como “plantas aclorofílicas”. Todos los hongos comestibles poseen sustancias betaglucano, utilizadas en terapias para prevención del cáncer y para favorecer el sistema inmunológico ante afecciones inmunodepresivas o autoinmunes. Quizás el ejemplo más absurdo de la necesidad de actualizar la legislación esté en el hongo reishi, el que mayor propiedades medicinales tiene y sobre el que más estudios se realizaron en el mundo. Su producción está prohibida en el país. Su importación, no.

Un ejemplar gigante y cooperativo

La ciencia encuentra en los hongos un terreno fértil de investigación. Son decenas de millones de especies con funcionamientos específicos, propiedades que lo adaptan a diferentes usos de la cotidianeidad, características únicas y una presencia antigua en el planeta.

Los sombreritos, esa parte visible que habitualmente llamamos «hongo», es el órgano reproductor que asoma para esparcir sus esporas, el equivalente fúngico de las semillas. Pero bajo la superficie se extiende la parte más importante, el micelio, una red de filamentos pluricelulares denominados «hifas», que pueden crecer más de 1 milímetro por hora.

De hecho, el ser vivo más grande de la Tierra es un micelio. Una criatura subterránea que crece muy lentamente desde antes de Cristo. Está ubicado bajo la superficie de Michigan, en Estados Unidos. Tiene una edad de al menos 2500 años, un peso de cerca de 400 toneladas (equivalente al de tres ballenas azules) y se extiende a lo largo de 75 hectáreas,

El micelio vive en simbiosis con las raíces de los árboles, con las cuales intercambia los minerales que obtienen del suelo por los azúcares que aquellos producen. Pero recientemente se descubrió que los árboles utilizan esta red como medio de comunicación para enviar señales de alerta o nutrientes a sus congéneres. La más prometedora de las conclusiones de este descubrimiento es que la naturaleza no tiene la competencia ni la supervivencia del más apto como motor –tal el dogma naturalista que se resiste a abandonar los libros de texto– sino que la cooperación ocupa un lugar fundamental en la evolución.

FUENTE: Tiempo Argentino

Estudian el impacto en la fauna de los incendios en Corrientes

Investigadores y técnicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) participan de un proyecto para determinar la cantidad de animales muertos y el efecto en poblaciones de especies amenazadas o recientemente reintroducidas.

Foto Diego Varela

Los incendios que se registraron en la provincia de Corrientes y Misiones desde el mes de enero impactaron en poblaciones de especies amenazadas. Ante esta situación, investigadores y técnicos del Conicet iniciaron un proyecto colaborativo -que involucra a varias instituciones públicas y privadas-, para evaluar los efectos de este desastre en los animales vertebrados.

La iniciativa busca estimar -mediante recorridos por las zonas quemadas- la densidad de animales muertos por los incendios, en particular de especies amenazadas y/o en peligro de extinción o que han sido recientemente reintroducidas en la ecorregión del Iberá.

Para ello, configuraron una aplicación para teléfonos celulares que permite tomar información geolocalizada en terreno y generar automáticamente una base de datos.

Mediante estas estimaciones y el procesamiento de imágenes satelitales que permitirán medir la superficie quemada y el momento en que ocurrieron, se podrá obtener una aproximación de los efectos del fuego en la fauna silvestre.

En el caso de los Esteros del Iberá, las áreas más severamente afectadas por el fuego fueron el Sector Norte, el corredor Mburucuyá-San Roque, Colonia Carlos Pellegrini, Lomada de Caa Catí a Mburucuyá y el Corredor Iberá-Mburucuyá.

Estos sectores protegen especies amenazadas y/o en peligro de extinción. Además, albergan aves emblemáticas de la provincia, como el yetapá de collar, la monjita dominica, el tachurí coludo, los capuchinos, el atajacamino ala negra y el águila coronada, entre otros.

En estas áreas se realizó también la reintroducción del guacamayo rojo y de muitú, así como la restauración de poblaciones de oso hormiguero y pecarí de collar. Asimismo, existen poblaciones de ciervo de los pantanos, aguará guazú, monos carayá y grandes concentraciones de carpinchos y diferentes anfibios y reptiles endémicos.

Detalles

El fuego no ha sido considerado hasta ahora un fenómeno que pueda amenazar a las poblaciones de estos ambientes, donde hay frecuentes focos de incendios naturales. Sin embargo, ante el actual escenario de cambio climático global, conocer cuáles son sus amenazas sobre las especies animales y vegetales es muy importante para diseñar medidas de mitigación basadas en evidencia científica.

Al respecto, un estudio reciente sobre los efectos de los incendios en la región del Pantanal brasileño en 2020, reveló que 17 millones de vertebrados murieron calcinados durante esa catástrofe, incluyendo mamíferos de gran porte como monos y ciervos, hasta pequeños reptiles y anfibios. El estudio colaborativo que se desarrolla en Corrientes apunta a tener una segunda estimación en un ambiente similar, aunque con un muestreo aún mayor que el realizado en Brasil.

Adrián Di Giácomo, investigador del Centro de Ecología Aplicada del Litoral (Cecoal, Conicet – Unne) y uno de los integrantes del proyecto resaltó que este estudio será un hito en la investigación científica de la ecología del fuego en Sudamérica. Por su parte, profesional asistente del Instituto de Biología Subtropical (IBS, Conicet – Unam), compartió con preocupación su reciente experiencia relevando campos y malezales de la reserva privada Guazutí, que fue completamente arrasada por los incendios en la zona de Galarza.

También anticipó que pudo observar la presencia del amenazado Venado de las Pampas alimentándose entre las cenizas de los rebrotes verdes. En el desarrollo de este importante trabajo también participa el Dr. Alejandro Giraudo, especialista del Instituto Nacional de Limnología –INALI –Conicet/UNL, quien explica que en las tareas en el terreno implementan “los censos por transectas lineales”, una metodología que se emplea al recorrer caminando las áreas quemadas para detectar los animales muertos a raíz de los incendios.

Esta iniciativa generará no solo un conocimiento fundamental para el manejo de los ecosistemas del noreste de Argentina, sino que además fortalecerá los lazos entre las numerosas instituciones que participan.

Los grupos del Conicet que forman parte de este proyecto pertenecen –además del Inali–, al Instituto de Biología Subtropical (IBS, Conicet – Unam), el Centro de Ecología Aplicada del Litoral (Cecoal, Conicet – Unne), el Instituto de Ciencias de la Tierra, Biodiversidad y Ambiente (Icbia, Conicet-Unrc); quienes trabajan en forma conjunta con el personal técnico de la Administración de Parques Nacionales (APN), la Dirección Nacional de Biodiversidad del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación (Mayds), el Centro de Investigaciones del Bosque Atlántico (Ceiba) y la Fundación Vida Silvestre Argentina.

Investigadores del Conicet descubrieron con qué estaba combinada la cocaína adulterada

Un equipo de la Unidad de Microanálisis y Métodos Físicos Aplicados a la Química Orgánica de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires logró identificar al opioide carfentanilo.

Un grupo de científicos liderado por el Dr. en Química Gerardo Burton fueron los responsables de la identificación del opioide sintético carfentanilo, compuesto utilizado en la cocaína combinada con una sustancia fulminante que produjo más de una veintena de muertes y decenas de internaciones en la provincia de Buenos Aires y la ciudad de Rosario. El carfentanilo no se fabrica ni se utiliza en el país, por lo que en función del pedido del Ministerio Público Fiscal de la provincia de Buenos Aires, los científicos se aplicaron a descubrir la sustancia introducida en la droga.

Los investigadores pertenecientes al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) se desempeñan en Unidad de Microanálisis y Métodos Físicos Aplicados a la Química Orgánica UBA (UMYMFOR) ubicada en el Pabellón II de la Ciudad Universitaria. Mediante un método conocido como cromatografía líquida acoplada a espectrometría de masas lograron resolver cuál era el componente letal que se empleó para adulterar la cocaína.

“Esta es la sustancia más dañina que hemos detectado en un caso como este”

Gerardo Burton

señaló el director del UMYMFOR, Gerardo Burton, quien relató que la hipótesis de base apuntaba a identificar un compuesto de tipo opioide similar al fentanilo, en base al relato de los médicos que trataron a las personas intoxicadas.

A través de equipos de alta tecnología, los investigadores del UMYMFOR trabajaron “de la forma en la que se procede cuando se hace investigación” según Burton. Es decir, en lugar de confiar el resultado a un software que investiga en una base de datos buscando resultados similares en sustancias ya identificadas, cruzaron los datos obtenidos con la bibliografía existente, lo que les posibilitó identificarlo.

“Este espectrómetro ofrece el dato de masa con mucha precisión, lo que permite determinar la fórmula molecular más probable de aquello que se está buscando”, explicó Burton. El equipo en cuestión no requiere de una base de datos para contrastar, así que luego de este resultado los investigadores rompieron la molécula obtenida y caracterizaron así sus fragmentos “como si fuera un rompecabezas”, identificando así al carfentanilo.

Adicionalmente, el grupo de expertos se encuentra trabajando en el análisis de las impurezas de las muestras enviadas para determinar elementos que puedan servir de apoyo a la causa judicial en curso, tales como la identificación de los métodos de síntesis ya conocidos que son indicativos del país de procedencia de la cocaína.

FUENTE: Tiempo Argentino