La ex ministra habría conseguido la promesa de Alberto Fernández de poder hacer designaciones en la cúpula de la entidad según su criterio. Por el momento, sólo consiguió tres pedidos de renuncia.
Luego de su breve paso por el ministerio de Economía, Silvina Batakis ya es la nueva titular del Banco Nación, un cargo en el que reemplaza a Eduardo Hecker, quien a su vez espera que lo designen en el Banco Central.
En ese contexto, el desembarco de Batakis en el BNA fue, al menos, turbulento: le exigió la renuncia a todos los directores de la entidad. En rigor lo hizo el Poder Ejecutivo, quien es el encargado de las designaciones y remociones en el directorio de la entidad, pero por pedido expreso de la nueva presidenta.
Lo que era un rumor creciente luego de la llegada de la economista se comenzó a concretar en las últimas horas cuando los directores de la entidad comenzaron a recibir pedidos de renuncia desde la secretaría Legal y Técnica de Presidencia.
Fuentes oficiales destacan que los pedidos fueron solo tres y que el resto “tiene apoyos propios”, además de que no tiene intenciones de renunciar. “Hubo algunos pedidos de renuncia desde Presidencia, es verdad. Lozano, entre ellos. Esos pedidos llegaron hoy”, destacó otra fuente con conocimiento del tema.
Las lista de los actuales directores del banco, que estaba disponible hasta hace poco, fue removida de la web oficial.
Se trata de Claudio Lozano, Ángel Mercado, Cecilia Fernández Bugna, Federico Sánchez, Guillermo Wierzba, Martín Ferré, Julia Strada, Raúl Garré y Carlos Caserio. Los pedidos de renuncia llegaron desde la Casa Rosada para Sánchez, Lozano y Wierzba.
Cuando aceptó el cargo en el banco, una suerte de premio consuelo, el presidente Alberto Fernández habría concedido “darle” a Batakis todo el directorio. En una charla de transición que tuvo con Hecker, la economista le habría pedido que le comunique al directorio que debían presentar la renuncia. Hecker no accedió y los directores avisaron que no iban a renunciar.
Según trascendió, Batakis pretende poner en esos puestos a ejecutivos de su riñón, muchos de los cuales la acompañaron en su muy breve paso por el Palacio de Hacienda. Se trataría de Karina Angeletti, quien fue secretaria de Política Económica; Martín Di Bella, ex secretario de Hacienda; Martín Pollera, ex secretario de Comercio Interior, y José Ballesteros, ex titular de la secretaría Legal y Administrativa.
Quién es quién
Federico Sánchez es cercano a Hecker, es su hombre de confianza. El crítico Lozano tiene “juego propio”, dicen en el Gobierno; y Wierzba –el mismo que en una sesión en Diputados, interpelado por Martín Lousteau, debió admitir que los casi USD 5 millones en una caja de seguridad a nombre de Florencia Kirchner encajaban en el concepto de “fuga de capitales” que había señalado previamente–, responde al kirchnerismo.
Mercado tiene el apoyo del gobierno de Catamarca; Fernández Bugna es de La Cámpora y responde al ministro del Interior, Wado De Pedro; Ferré es cercano a Daniel Scioli; Garré, es el hermano de la ex ministra Nilda Garré; y el ex senador Caserio posee línea directa con el Presidente.
Todos tienen terminales políticas a las que responden y desde donde los “bancan” en sus puestos, al menos por el momento.
Así, la idea de Batakis de “echar a todos”, que según la ministra contaba con el “ok” del Presidente” no sería tan sencilla de cumplir.
Las críticas de Lozano
Días atrás, ocho agrupaciones del sector de la Pequeña y Mediana Empresa (Pyme) enviaron una nota a Batakis pidiendo la continuidad en el directorio y en el “Consejo Consultivo Pyme” de la entidad de Lozano, un fuerte crítico de la política económica del gobierno, que marcó fuertes diferencias con los anuncios del nuevo ministro, Sergio Massa.
“Nos permitimos, Sra. Presidenta, solicitarle tenga a bien mantener el funcionamiento del Consejo Consultivo Pyme del BNA, con la continuidad de quien fuera gestor intelectual y coordinador de dicho espacio, el Licenciado Claudio Lozano. Sin más y esperando sepa comprender nuestra preocupación y deseándole éxitos en el nuevo compromiso asumido, la saludamos muy atentamente”,
dice la nota enviada a Batakis suscripta además por la Asociación de Empresarios Nacionales (ENAC), la Mesa de Unidad Pyme, la Confederación General Económica (CGE), Industriales Pyme Argentina (IPA), el Frente Productivo, la Asociación de Importadores y Exportadores de la República Argentina (AIERA), la Confederación General de la Industria (CGI); el “Grupo Bolívar” y la agrupación Pyme Sur.
Lozano parece defender su posición en la coalición de gobierno a fuerza de disidencias. Cuestionó con dureza la gestión económica de Martín Guzmán y luego fue un crítico casi instantáneo de la gestión Massa, cuya propuesta fue definida como “una paritaria del gobierno con los grandes acreedores y empresarios” en un comunicado de Unidad Popular, agrupación que encabeza y que fue integrante del “Frente de Todos” en las elecciones de 2019 y 2021.
Antes había definido al acuerdo con el FMI que firmó Martín Guzmán como “un default diferido que garantiza impunidad” y criticó el fuerte aumento de la deuda interna durante la gestión de Guzmán sobre la que advirtió, a fines de mayo, “ya representa una magnitud muy considerable”, cuyos intereses ya explicaban más de la mitad de la “función deuda pública”.
El presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, tuvo que salir a aclarar sobre el final de este miércoles en medio de las versiones sobre su posible desembarco en el Ministerio de Economía nacional y, por consiguiente, al Gabinete de Alberto Fernández, que no recibió ningún “ofrecimiento” del Presidente.
Los rumores cobraron tanta fuerza que Massa publicó un mensaje en su cuenta de Twitter. “Veo muchos rumores y versiones. No tuve ningún ofrecimiento y recién quedé en charlar con el presidente Alberto Fernández sobre la agenda de trabajo entre viernes y sábado”, posteó el jefe del Frente Renovador y socio del Frente de Todos.
Además, Massa desmintió que tenga proyectos económicos de su autoría y sostuvo que trabaja “en línea” con el Banco Central y con el Palacio de Hacienda nacional.
“Vi que aparecieron ‘supuestos proyectos de mi autoría’ que circulan alrededor de las medidas económicas y de las del Banco Central. Que quede claro que venimos trabajando en línea con el BCRA y el Ministerio de Economía. Cuando tenga algo que decir o el Gobierno decida anunciar algo, se hará por los carriles correspondientes”, postuló Massa.
Massa le bajó el tono a su posible llegada el Gabinete nacional.
Horas antes las versiones acerca de la llegada de Massa al Gabinete nacional para hacerse cargo de todas las áreas vinculadas a la economía, produjeron una expectativa positiva en los mercados, con ganancias en los bonos soberanos en dólares, el S&P Merval, y las acciones de compañías argentinas que cotizan en Wall Street.
En rigor, como contó este medio, Sergio Massa si recibió el ofrecimiento de hacerse cargo del Ministerio de Economía durante las horas en que se debatía el sucesor o sucesora del renunciado Martín Guzmán. La condición que puso el presidente de la Cámara de Diputados fue controlar todos los resortes de la economía.
«Soy patriota, pero no como vidrios”
Sergio Massa
“No se necesitan cambios de nombres, se necesitan cambios de fondo. Soy patriota, pero no como vidrios”, fue el mensaje que Massa le bajó a la tropa del Frente Renovador, por estas horas, cuando su nombre sonaba como ahora para quedarse con el Palacio de Hacienda. El pedido no fue concedido y Silvina Batakis asumió las riendas de Economía.
Massa desmintió supuestos proyectos económicos de su autoría.
Sin embargo, la idea de anunciar nuevos cambios en el Gabinete de ministros a modo de relanzamiento de la gestión es una idea que vienen conversando Alberto Fernández y Cristina Kichner, que retomaron el diálogo tras la salida de Guzmán.
El principal candidato para ser nuevo ministro de Economía fue Massa, quien puso sobre la mesa el pedido de las principales áreas económicas, como la secretaría de Energía, la AFIP y el Banco Central. Ahora el líder renovador vuelve a estar en boca de todos.
Claudio Lozano, Director de Banco Nación y presidente de Unidad Popular y su análisis sobre los desafíos de la nueva ministra de economía, Silvina Batakis
Propone un programa popular anti inflacionario, pero aclara que no lo habrá sin poder político.
Subraya sus críticas al acuerdo con el FMI por ser un acuerdo inflacionario por lo que hay que revisarlo. El contexto mundial ha cambiado desde la guerra en Ucrania y así como «el propio FMI revisa en función de sus intereses nosotros tenemos que hacerlo en función de los nuestros, que no son los mismos»
Aunque el exministro de Economía venía debilitado, la presentación de su renuncia en pleno discurso de la vicepresidenta Cristina Fernández causó sorpresa dentro y fuera del gobierno. El presidente definirá hoy el nombre de su reemplazante para evitar que la incertidumbre agrave la crisis.
El presidente Alberto Fernández definirá el nuevo rumbo económico de la Argentina este domingo, cuando dé a conocer el nombre del o la reemplazante de Martín Guzmán al frente del Ministerio de Economía. Las especulaciones incluyen que la salida del funcionario abrirá la posibilidad de un cambio profundo de todo el gabinete económico. Fuentes cercanas a Cristina Fernández de Kirchner se desvincularon de la designación del nuevo equipo económico: “El presidente es Alberto”, dijeron. Sergio Massa, la tercera pata de la coalición, quien hizo sonar su nombre durante la semana como candidato a ocupar la jefatura de Gabinete, eligió correrse de escena y mantuvo un silencio inquebrantable.
Guzmán difundió su renuncia a través de la red Twitter en momentos en que la vicepresidenta hablaba en un acto en homenaje a Juan Domingo Perón en Ensenada. Cristina se enteró de la dimisión del funcionario, que fue objeto reiterado de sus críticas, luego del acto en el que volvió a diferenciarse de su visión sobre el crecimiento de la inflación en la Argentina. De hecho, ubicó a Guzmán más cerca de Carlos Melconian, el economista con quien se reunió la semana pasada, por su perspectiva vinculada al equilibrio fiscal y la reducción del gasto. El presidente Alberto Fernández se enteró un rato antes. Guzmán lo llamó por teléfono para comunicarle su decisión, lo que activó el dispositivo de consultas que terminará hoy, cuando se conozca quién lo sucederá.
Guzmán se había jugado su ya escaso capital político a la segmentación de las tarifas. “Gestionaremos con gente que esté alineada con el programa económico”, dijo en abril. El objetivo era esquivar el freno que ponían los funcionarios kirchneristas que habitan su ministerio, en particular del titular Federico Basualdo Subsecretario de Energía Eléctrica y del Interventor del ENARGAS Federico Bernal. La segmentación se anunció, pero nunca se habilitó la web donde los usuarios tenían que inscribirse para recibir los subsidios. Guzmán venía reclamando el manejo de las variables económicas en un gabinete tupacamarizado entre los distintos actores de la coalición.
De hecho, en el extenso texto de renuncia del discípulo de Joseph Stiglitz queda claro el motivo: “Desde la experiencia que he vivido, considero que será primordial que trabaje en un acuerdo político dentro de la coalición gobernante para que quien me reemplace, que tendrá por delante esta alta responsabilidad, cuente con el manejo centralizado de los instrumentos de política macroeconómica necesarios para consolidar los avances descriptos y hacer frente a los desafíos por delante. Eso ayudará a quien me suceda pueda llevar adelante las gestiones conducentes al progreso económico y social con el apoyo político necesario para que aquellas sean efectivas”.
Otra de las diferencias centrales entre Cristina y Guzmán es lo que este sábado la vicepresidenta propuso como “Ingreso Universal Básico”, una salida política a la discusión sobre los planes sociales. Entre el público, la escuchaban Juan Grabois pero también Daniel “Chuki” Menéndez, un dirigente social que moviliza junto con el Movimiento Evita. “Si hay 7 millones de pobres, ¿por qué hay solo 1.200.000 planes?”, cuestionó la vice. Pero Guzmán no tenía margen para ampliar la ayuda social del Estado, debido al acuerdo firmado con el FMI.
El presidente había respaldado esta semana a Guzmán en un reportaje en C5N y luego lo invitó al poco concurrido acto de la CGT de este viernes, en lo que resultó ser su último acto público antes de la renuncia. Su estrella ya se había empezado a apagar.
Con Guzmán se fueron el secretario de Hacienda, Raul Rigo, y el efímero secretario de Comercio Interior Guillermo Hang. También corrió el rumor de la renuncia del titular del Banco Central, Miguel Pesce, pero continuaba en su cargo. “No tenemos nada que ver con el equipo de Guzmán”, señalaron cerca suyo.
Los rumores y operaciones sobre la sucesión de Guzmán se multiplicaron con las horas. Desde el jueves Massa venía haciendo circular la eyección de Guzmán y su llegada a la jefatura de Gabinete. El tigrense juntó apoyos entre dirigentes de la oposición para desplazar al extitular de Economía. Sin embargo, el presidente de la Cámara de Diputados evitó hablar públicamente y argumentó que tenía que asistir al cumpleaños de su hermana y que iba a seguir la definición “por teléfono”.
Otros dos economistas cuyos nombres comenzaron a circular se encargaron de desmentir su llegada al ministerio caliente: uno es el exviceministro de Economía de Axel Kicillof, Emanuel Álvarez Agis, y el otro es su actual ministro de Producción bonaerense Augusto Costa. También trascendió el nombre de Silvina Batakis, actual secretaria de las provincias del Ministerio del Interior que conduce Eduardo de Pedro. La economista fue ministra del exgobernador Daniel Scioli, recién llegado al Gabinete después de la crisis de la eyección de Matías Kulfas.
En el Ministerio del Interior no lo negaron ni lo afirmaron. La economista tiene relación directa con los gobernadores debido a su cargo, mantiene diálogo propio con Scioli y Wado de Pedro, y ya forma parte de un gabinete nacional donde la disparidad de género juega a su favor. Habrá que ver. «
De esta manera, el organismo multilateral cumplió con el compromiso asumido con la Argentina en función del progreso inicial en el frente estructural.
Foto: @Martin_M_Guzman / Twitter
Las reservas del Banco Central sumaron este martes US$ 3.980 millones tras el desembolso del Fondo Monetario Internacional (FMI), correspondiente a la aprobación de la primera revisión del Acuerdo de Facilidades Extendidas firmado con el organismo internacional.
«Tras cumplirse todos los criterios de desempeño durante el primer trimestre de este año, se desembolsaron US$ 3.980 millones que ya ingresaron al Banco Central», confirmaron fuentes oficiales a Télam.
De esta manera, el organismo multilateral cumplió con el compromiso asumido con la Argentina en función del progreso inicial en el frente estructural, en un contexto de mayor incertidumbre mundial.
La propia titular del FMI, Kristalina Georgieva, reconoció en su momento que la Argentina había cumplido «con todos los objetivos cuantitativos a fines de marzo de 2022, avanzando en la implementación de los compromisos estructurales del programa».
El FMI también recibió con beneplácito el compromiso de las autoridades argentinas de implementar políticas en consonancia con los objetivos del programa anual.
“Las autoridades siguen comprometidas con la estrategia multifacética acordada para hacer frente a la alta inflación persistente, incluso continuando con la normalización de las tasas de interés de política de manera consistente con el logro de tasas de interés reales positivas», resaltó la directora gerente del FMI.
El acuerdo a 30 meses de la Argentina fue aprobado por el Directorio del FMI el 25 de marzo pasado.
El mismo busca «contribuir con la recuperación económica que experimenta la Argentina, como así también fortalecer la estabilidad macroeconómica y continuar abordando los desafíos históricos de la Argentina», recordó el FMI.
«Le brinda a Argentina equilibrio en la balanza de pagos y financiamiento presupuestario ligado a medidas específicas para fortalecer las finanzas públicas, abordar la cuestión inflacionaria e incrementar la acumulación de reservas», amplió.
Para Georgieva, en el contexto de «volatilidad del mercado», los esfuerzos para fortalecer y profundizar el mercado de deuda en pesos, que es un pilar esencial del acuerdo de 30 meses, «siguen siendo críticos, junto con la implementación firme de los objetivos fiscales».
Se necesita un «progreso continuo en la implementación de la agenda de reformas estructurales», sostuvo, por lo que consideró que «la implementación decisiva de las políticas del programa será fundamental para apoyar la recuperación económica de Argentina, fortalecer la estabilidad macroeconómica y avanzar más en el abordaje de sus desafíos profundamente arraigados para sentar las bases de un crecimiento más sostenible e inclusivo”.
En un párrafo del documento sobre las amenazas al programa en marcha, el FMI sigue advirtiendo sobre riesgos excepcionales, al señalar que «desde la aprobación del acuerdo, los riesgos globales se han intensificado no sólo por la guerra en Ucrania, sino también por el resurgimiento de la pandemia, un rápido endurecimiento de las condiciones financieras externas y una desaceleración en las principales economías emergentes».
«Mientras tanto, los riesgos de implementación de políticas siguen siendo graves en el contexto de un entorno económico, social y político muy complejo y de presiones salariales y de gastos constantes», advirtió el organismo multilateral.
Se fue uno de los funcionarios más criticados por Cristina. Su movida, la reacción del presidente. El reencuentro en Tecnópolis. Los dos discursos. Las palabras, los gestos de Cristina, la lapicera en primer plano. Guzmán sin un aliado en la gestión.
El presidente Alberto Fernández vivió una larga jornada este sábado en Olivos, atareado en varias reuniones. Una de las primeras, un palique con el canciller Santiago Cafiero preparando el viaje hacia Los Ángeles a la Cumbre de las Américas. El ministro le acercó material escrito para el discurso en el cónclave. Faltarán presidentes de la región, sobrarán sillas vacías: el presidente estadounidense Joe Biden inventó un “derecho de admisión” ilegal, a pura prepotencia.
AF comenzaba a trazar el borrador de su intervención pidiendo “un proceso de integración sin exclusiones”, insertando planteos sobre la seguridad alimentaria. Se propone subrayar la falta de solidaridad de los poderosos del planeta para ayudar al resto del mundo frente a la pandemia. Y propugnar que sea distinto el modo de afrontar las tremendas secuelas de la guerra en Ucrania.
Los ejes de la jornada viraron pronto; desembocaron en el pedido de renuncia al ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas. Los detalles se despliegan en otras notas de este diario. Para ésta, es crucial señalar que AF reaccionó con reflejos veloces, de volea. Salvando distancias como cuando le pidió la dimisión al ex ministro de Salud, Ginés González García. En esta contingencia tuiteando “comparto el malestar expresado por Cristina”.
El detonante parece asombroso: nadie aconsejaría a un ministro instalar un conflicto dentro del Gobierno después del reencuentro de la fórmula presidencial en Tecnópolis. Pero los seres humanos fallan, más en situaciones de presión. En el plazo corto, AF y Cristina armonizaron. El equipo económico sufrió una baja importante.
En la caldera de Twitter detonó un debate sobre el uso o abuso del off the record, aludido por Cristina. Desde el entorno presidencial marcaron una diferencia: subrayaron que la inconducta sancionada fue la falsa denuncia de un acto de corrupción oficial; no el modo de difundirla.
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Funcionarios en jaque: La primera pregunta del millón es si recrudecerá la ofensiva contra el ministro de Economía Martín Guzmán, el de Trabajo Claudio Moroni y el presidente del Banco Central Miguel Pesce. Los principales “funcionarios que no funcionan” según la lectura kirchnerista.
En el Gobierno replican que ese efecto cascada no sucederá, que Kulfas cometió una torpeza imperdonable, individual. Que las aguas deben calmarse. Al fin y al cabo, la continuidad (en un contexto más espinoso) de la táctica elegida por AF tras el enfriamiento en las relaciones con Cristina. Concentrarse en la gestión, minimizar referencias o repercusiones sobre las recriminaciones internas. Objetivo declamado que no siempre se cumple, pongalé. Pero que está fijado como meta.
El clima venía caldeado desde anteayer pero, a la vez, dejaba la impresión de estar bajo control. Las lecturas del sector albertista oscilaban. Un ala optimista destacaba la confluencia, los intercambios, las señales de unidad. La consigna era “seguimos unidos, hay un solo proyecto del Frente de Todos para la Argentina más allá de las divergencias. YPF, Tecnópolis, el desarrollo, la industrialización”. Una mirada voluntarista, tal vez. Un mensaje tranquilizador, en cualquier caso.
Un ala menos conforme rumiaba malhumor en silencio. Dentro del equipo económico se percibían broncas pero ningún protagonista las verbalizaba. La intención era dejar transcurrir el fin de semana, seguir laburando en tareas para la próxima. Guzmán dejo trascender que estaba consagrado a full a esos menesteres, cuando ardía la tarde del fresco sábado otoñal.
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El modelo en debate: Hasta ayer, Kulfas era uno de los funcionarios predilectos del presidente. Lo acompañaba desde el Grupo Callao. Los resultados económicos “macro” ensalzados por el presidente y su entorno se reconocían, en alta dosis, como consecuencia del desempeño del ahora exministro.
Quizá, estilizando o simplificando un poco, puede decirse que el Gobierno ha concretado, hasta ahora, un proyecto desarrollista exportador con bajos salarios. Lo antedicho no es un juicio de valor definitivo sino la descripción de su estadio actual.
La divergencia con otros sectores del peronismo es que el presidente Alberto y sus allegados piensan que ese “modelo” (resaltamos las comillas) evolucionará. Confían en que se sostendrán crecimiento y creación de empleo, sobrevendrán mejores niveles salariales. Para los críticos internos, se trata de un progreso (o “derrame” para los más sarcásticos) dudoso o imposible. Hacen falta medidas distintas, novedosas, tensando la relación con las grandes patronales. Este cronista opina parecido: el gobierno necesita relanzarse, promover políticas audaces, crear derechos, pegar un salto cualitativo.
Guzmán pierde un compañero de gestión con el que sintonizaba muy bien, un aliado permanente. Dato no menudo. Un funcionario albertista dotado de memoria y de sentido del humor recuerda una anécdota del cuadrazo brasileño Celso Amorim quien fuera ministro de los expresidentes Lula da Silva y Dilma Rousseff. En sus albores, Amorim no provenía del PT, la fuerza política de Lula. Tenía contradictores que le refregaban su falta de pertenencia y que nadie lo había votado. Amorim, con amable sorna, reconocía y retrucaba: “tengo un solo voto, el de Lula”. El caso de Guzmán podría ser similar. AF lo viene bancando ostensiblemente, le da espacio. La designación de Guillermo Hang en reemplazo de Roberto Feletti como Secretario de Comercio Interior constituye el ejemplo más reciente de una larga saga.
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El día antes: Es frecuente que los abogados reciban lapiceras de regalo, tradición que se remonta a cuando escribían mucho a mano. Alberto Fernández habrá acumulado muchas, ninguna tan dotada de sentido y de mandatos como las que le entrega (o le impone) la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. “La lapicera” equivale al poder, a la decisión política, a la resolución de conflictos, a tomar partido. Ningún presidente tendría que “firmar al pie”, proclama con otras palabras Cristina ante escenarios que ella misma configura.
El peculiar formato del viernes llegó cargado de simbolismos: Tecnópolis, el centenario de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) y el aniversario de su expropiación. Exaltación de lo estatal y de lo público, de la larga tradición nacional-popular iniciada por el presidente Hipólito Yrigoyen. Y de los gobiernos kirchneristas.
La coreo fue iniciativa de Cristina. Mediaron sonrisas, usos abundantes del vocativo (“vos, Alberto”, “vos Cristina”) algunas bromas sobre una letra de Luis Alberto Spinetta u otra menos acre sobre un libro de la académica Chantal Mouffe. Pero el mensaje fue claro: sin estridencias ni eufemismos, Cristina plantea a viva voz que “Alberto” debe asumir los conflictos, no gobernar como si la Argentina fuera Suiza.
Entre otras demandas exigirle al Grupo Techint que produjera “acá las chapas laminadas” que usará para construir un gasoducto, que no se valga de su condición de multinacional para fabricarlos en Brasil
Se sabe: ese reclamo dista de ser el único o el principal. Fue preciso, minucioso… encaja dentro de planteos más vastos. Entre otros, el combo referido al desacople de los precios de los alimentos. La necesidad de aumentar retenciones que el presidente rehúsa alegando que no sería posible conseguir las mayorías necesarias en el Congreso. En las semanas recientes se añade la urgencia de medidas complementarias. Reforzar cupos a exportaciones, aumentar controles de precios.
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El contorno y “la política”: A AF le cayeron en (mala) suerte dos catástrofes planetarias: la pandemia y la guerra europea. Como pocas veces, acaso como ninguna, todos los países atravesaron simultáneamente desafíos, dolores, pérdidas o tragedias similares. No idénticas porque todo crece desde el pie, desde las condiciones originales. Peor aún, las hecatombes acentuaron las concentraciones de poder y las desigualdades preexistentes.
La guerra en Ucrania cumplió cien días, todo indica que se prolongará mucho. Rusia fue el invasor. La Organización del Atlántico Norte (OTAN) provocó las condiciones previas. Y escaló la contienda con Estados Unidos a la cabeza. Tallan vendedores de armas, mercenarios. No lo diga en voz alta, que queda “cipayísticamente incorrecto”, pero a Joe Biden lo favorece el conflicto porque lo inviste de un liderazgo inesperado. Hay demasiados interesados en que la guerra no cese abruptamente… ni siquiera pronto. En este mundo cruel hay poco espacio para milagros.
Las elecciones presidenciales ulteriores a la pandemia fueron tendencialmente aciagas para los oficialismos. Con matices locales, con diferencias que están en el inventario, a los gobernantes les fue mal. El expresidente estadounidense Donald Trump encabeza la lista de derrotados porque el tamaño importa. El presidente francés Emmanuel Macron hizo excepción a la regla pero sin cambiar la tendencia. Las poblaciones que padecieron muertes y privaciones de libertades se inclinan (de nuevo, en general aunque no unánimemente) por cambiar de gobierno. La reciente primera vuelta en Colombia ofrece un ejemplo matizado, muy de época. El uribismo, que dominó la escena durante largo rato, no llegó al ballotage en el que contienden dos candidatos “críticos” de dispar ideología. Pero, en una de esas, el sesgo pro derecha de la coyuntura mundial sea confirmado en la segunda vuelta. Nunca se sabe hasta que se cuenta el último voto.
El Frente de Todos perdió las elecciones de medio término. Precisa mejorar “la vida de la gente” para conservar posibilidades para las presidenciales de 2023. La derechización es un fenómeno mundial que se condimenta con el desencanto ciudadano, la apatía, el repliegue al individualismo. La ya mencionada Chantal Mouffe escribió en Europa muchos años atrás que “la principal experiencia de los individuos en la actualidad es la propia destrucción de las condiciones de solidaridad colectiva” (“En torno de lo político”). El texto podría haberse redactado ayer en la Argentina.
Deprime la productividad del sistema político institucional y de la mayoría de los medios. Discusiones banales, griteríos o hasta agresiones.
El Gobierno propone una reforma de la Corte Suprema impracticable, de dudosa constitucionalidad, ajena a las vivencias o percepciones de la gente común. Incomprensible para la mayoría, para colmo.
El nombramiento del exgobernador, exembajador, exvicepresidente, Daniel Scioli privilegia el perfil político sobre la formación económica.
Para la interna del Frente de Todos: se fue un aliado «de la primera hora» del presidente e ingresó un arquetípico centrista. Scioli es un componedor nato, un protagonista que sabe convivir y sobrevivir sin generar reyertas. Amén de un funcionario con largo rodaje como comprueba la incompleta lista de “ex” reseñada renglones arriba. Scioli pidió unos días para organizar el regreso desde Brasilia. Jurará cuando el presidente retorne desde Los Angeles. Fernández tomó la decisión mientras concretaba con una seguidilla de reuniones pre programadas.
La renuncia de Kulfas sucede a una seguidilla de enfrentamientos, errores e irresponsabilidades. La magnitud de la crisis, el impacto sobre la continuidad del equipo económico se irán dilucidando día tras día. El lunes se empezará a medir si la interna frentetodista se encauzó o se aceleró. Todas estas historias continuarán.
En el Gobierno sostienen que la fecha patria servirá para «relanzar» la gestión, tras el ordenamiento del gabinete económico. Cómo serán los nuevos tópicos de la comunicación oficial.
Alberto Fernández relanza su gobierno este miércoles con el Tedeum en la Catedral porteña, locro con el Movimiento Evita, en Florencio Varela, y una nueva campaña comunicacional anclada en la frase “Primero la Gente”. Desde la Casa Rosada confirmaron que la fecha patria sirve de marco para el comienzo de una nueva etapa de gestión, ya con el equipo económico encaminado detrás de los lineamientos de Martín Guzmán.
Los ministros concurrirán este miércoles a Casa de Gobierno a las 9:30, desde donde compartirán un chocolate con churros, y luego, a las 11, cruzarán la Plaza de Mayo hasta ingresar a la Catedral. Al finalizar, el presidente irá a Florencio Varela, pago del ex intendente y actual diputado Julio Pereyra, quien visita Casa Rosada con cierta asiduidad. Allí compartirá un locro con la militancia del Evita, junto a su dirigente Emilio Pérsico y el intendente local, Mariano Watson, en el club Nahuel, a tres cuadras de la municipalidad. La organización de la actividad está a cargo del Evita y no es abierta al público.
En este marco, el gobierno lanzará su nuevo plan comunicacional que tendrá como lema “Primero la gente” y dejará atrás el “Argentina unida”, que caracterizó la comunicación oficial hasta el momento y estará basada en historias de vida. A la vez se sostendrá el lema “Reconstrucción argentina” para temas específicos, como obras públicas.
Si bien corrió el rumor de que la campaña fue diseñada por el dirigente peronista y amigo de Alberto, José “Pepe” Albistur, fuentes oficiales confirmaron a Tiempo que se produjo desde Presidencia.
El director del Banco Nación afirmó que “hay que dejar de pagarle al FMI para no rifar las reservas que quedan”. Cuestionó la marcha de la negociación y sostuvo que habría que denunciar como nulo el préstamo stand by otorgado durante las administraciones Trump – Macri
Cada vez se alzan más voces que cuestionan el horizonte de las negociaciones con el FMI, encabezadas desde un primer momento por el ministro de Economía, Martín Guzmán. En diálogo con BAE Negocios, el director del Banco Nación y presidente de Unidad Popular, Claudio Lozano, sostuvo que “deberían suspenderse todos los pagos al organismo” y recurrir a los tribunales internacionales “para denunciar como nulo el crédito stand by”.
“Estamos en una coyuntura que evidencia el fracaso de una negociación que se montó sobre la idea de que era factible armonizar un esquema de acuerdo benévolo con el Fondo, donde el organismo aparecía como un aliado de la Argentina para resolver sus problemas económicos. Este planteo, de un Fondo aliado, hizo que en el período que va de octubre del 2020 hacia el cierre del año pasado, el ajuste fiscal fuera notorio, aun sin acuerdo”, explicó el director del BNA.
“Claramente la negociación fracasó”, agregó Lozano en diálogo con este diario. En esa línea, el titular de Unidad Popular cuestionó que en el tránsito infructuoso de esa negociación se le haya pagado al organismo 6500 millones de dólares.
“Llegamos a una situación donde el FMI mantiene su oferta de siempre y que no ha garantizado ni más plazo, ni mejor tasa, ni eliminado los sobre cargos. Tampoco se hizo cargo de su corresponsabilidad (en el préstamo otorgado a Macri) y sigue apretando en materia fiscal”, reflexionó.
¿Cuáles serían los posibles caminos? La profundización de la vía judicial, por ejemplo, podría haber sido una alternativa. “Este acuerdo tendría que haber sido declarado nulo. Incluso aparecieron estudios internacionales donde se plantea la nulidad jurídica. El caso se debería haber llevado a los estrados internacionales, o al seno de la ONU”, explicó Lozano.
Esta descripción del contexto amerita otra pregunta. ¿Qué hacer con los vencimientos de la semana que viene por 715 millones de dólares? En febrero también vencen otros 380 millones y en marzo, 2900 millones sólo para el Fondo.
“Vamos a una coyuntura donde la negociación debería encararse sobre dos bases: hay que dejar de pagarle al Fondo para no rifar las reservas que quedan. Y, en segundo lugar, avanzar con los planteos en el campo regional e internacional para mejorar los términos de la discusión”, concluyó el director del BNA.
La medición se debió suspender en 2020 por la pandemia. El año que viene se llevará a cabo a través de redes el 18 de marzo próximo y presencial el 18 de mayo.
El censo será en redes y presencial. El censo poblacional que se realiza cada 10 años, y que debió suspenderse en 2020 por la pandemia, se llevará a cabo a través de redes el 18 de marzo próximo y luego -de manera presencial- el 18 de mayo, precisó este miércoles el titular del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) Marco Lavagna.
Lavagna formuló este anuncio durante un acto celebrado en la Casa de Gobierno encabezada por el presidente Alberto Fernández, junto al ministro de Economía, Martín Guzmán, y otros funcionarios del gobierno nacional.
“Debido a la pandemia debimos postergar el censo. A nadie se nos escapa que es el operativo estadístico más grande que tiene un país”, sin embargo “la pandemia nos dio la oportunidad de incorporar herramientas tecnológicas, para hacer más rápido y eficiente” este trabajo, dijo Lavagna.
En este marco, el funcionario destacó la realización a partir del 16 de marzo del I-Censo, en el cual la gente -de manera opcional- podrá empadronarse a través de la web, y responder las mismas 56 preguntas que se realizarán de manera presencial.
Al hacerlo de manera anticipada, recibirá un código tras completar el formulario.
“El I-Censo es un procedimiento que se utiliza ya en otros países y estará ‘abierto’ por 60 días” para ser completado, explicó Lavagna.
Luego, el miércoles 18 de mayo del próximo año, se realizará el Censo de manera presencial “con unos 600.000 agentes en todo el país”.
Ese día no será laborable y tendrá las restricciones que operan en todo acto de ese tipo o elecciones.
Quienes se hayan registrado y completo el I-Censo le entregarán el código al censista, y los que no lo hicieron, deberán contestar las preguntas de manera directa.
También participaron funcionarios como Martín Guzmán, Santiago Cafiero, Gómez Alcorta, entre otros.
Para lograr este operativo “habrá una capacitación 100% virtual, y nos va a permitir desarrollar uno de los campus virtuales más grandes de argentina”, dijo Lavagna, quien adelantó que pedirá colaboración al Ministerio de Educación para esta labor que se viene realizando desde 1947 en el país.
“Es un desafío muy grande”, dijo Lavagna y adelantó que también “vamos a utilizar otras estadísticas que maneja el Estado, como generar un registro a partir de los DNI”.
Sin embargo, dejó en claro que “regirá el secreto estadístico” por el cual los datos que brinden los censados no podrán ser observados por ningún funcionario.
Con este procedimiento de I-Censo previo “no vamos a estar ahorrando 670 toneladas de papel, o el equivalente a 18.000 árboles”, dijo el funcionario, además de destacar la mayor velocidad para procesar los datos.
Lavagna pidió colaboración a los gobernadores “porque el 18 de marzo parece lejano, pero debido a la envergadura del trabajo, está acá no más”.
Adelantó que se realizará un censo experimental en algunas localidades especialmente seleccionadas para ver el funcionamiento.
Si bien el 18 de mayo se realizará el censo de manera presencial, los agentes se tomarán una semana más para relevar aquellos que no hayan sido posible censar esa fecha.
Lavagna estimó que “30 días después se conocerán los resultados preliminares, ocho meses después los primeros datos definitivos, y 13 más tarde los datos consolidados”.
“30 días después se conocerán los resultados preliminares, ocho meses después los primeros datos definitivos, y 13 más tarde los datos consolidados”
Marco Lavagna
Luego de Lavagna, el ministro Guzmán dijo que el Censo Poblacional “es de una importancia singular” debido a que “construye la base de la infraestructura de la estadística de lo que somos como país”.
El ministro recordó que el último censo poblacional se realizó el 27 de octubre de 2010, “el día que murió Néstor Kirchner”, un día muy triste, muy difícil».
Afirmó que el censo “nos va a permitir diseñar más y mejores políticas públicas que nuestra sociedad enfrenta” y apuntó que “si hubo necesidad de contar con estadísticas fue el año pasado y este año”, para poder combatir la Covid-19 y sus consecuencias sociales y económicas.
Al respecto, Guzmán aseguró que el país “no vive un rebote sino una recuperación de la economía y del empleo, en donde distintos sectores de la sociedad tienen distintas velocidades, y donde el Estado implementó políticas públicas que permitió preservar las capacidades”.
Luego de un mes de contactos de alto nivel entre Buenos Aires y Washington, la Casa Blanca ofreció una señal sobre el rol que puede tener Estados Unidos en la negociación de Argentina con el Fondo Monetario Internacional. Lo hizo a través del subsecretario del Tesoro, Wally Adeyemo, que oficializó un diálogo virtual que tuvo con el ministro de Economía, Martín Guzmán, este martes.
El pronunciamiento del número dos de la secretaria Janet Yellen fue a pedido del gobierno argentino y sucedió mientras el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, transita el último tramo de una visita por ese país que concluirá en Nueva York. Según informó el Tesoro, Adeyemo le pidió a Guzmán y al representante argentino ante el Fondo, Sergio Chodos, “un marco sólido de política económica para Argentina” para respaldar al país en la negociación que mantiene con el Club de París, cuando faltan 45 días para el último vencimiento de un pago de 2.400 millones de dólares.
Si no se concreta un diferimiento, el país caería en un virtual default, pero esa decisión está vinculada a las señales que envíe el FMI en el marco de la renegociación de la deuda argentina. La administración del presidente, Alberto Fernández, apunta a conseguir el apoyo de Estados Unidos dentro del directorio del Fondo, que preside Kristalina Georgieva, para reprogramar los pagos de la deuda de 45.000 millones de dólares contraída durante la presidencia de Mauricio Macri. El tema es la principal misión de Guzmán y forma parte de la agenda que llevó Massa en Washington.
“Estamos bien encaminados para resolver el tema Fondo y el tema vacunas”
Swegio Massa
“Estamos bien encaminados para resolver el tema Fondo y el tema vacunas”, le dijo a Tiempo el titular de la Cámara baja desde la capital estadounidense, antes de partir hacia Nueva York, donde este jueves participará de los últimos puntos de la agenda.
La recorrida comenzó el domingo pasado en Washington. Fue con una cena en la casa del consejero Juan González, asesor del presidente Joe Biden para América del sur, del Consejo de Seguridad Nacional. Ambos estuvieron juntos hace un mes, luego del encuentro virtual del funcionario con el presidente Alberto Fernández. Desde entonces comenzó el tramo más caliente para dos pedidos con plazos urgentes. El apoyo en la renegociación con el FMI y en la adquisición de más vacunas para Argentina, tanto para destrabar la negociación con el laboratorio Pfizer como para levantar las restricciones de ese país para exportarlas.
La mención a las vacunas que hizo Massa desliza las expectativas que tiene para destrabar la negociación con la multinacional farmacéutica sin cambiar la ley sancionada por el Congreso para la adquisición de inyectables contra el coronavirus.
La Casa Rosada trabaja con la Cancillería desde hace meses para que Estados Unidos levante los impedimentos para la exportación de vacunas fabricadas en su territorio, una medida que posibilitaría la compra a otros laboratorios.
El lobby desplegado por Massa apuntó también a exhibir que el gobierno argentino está en manos de una coalición peronista. Además busca demostrar que existe una coordinación entre sus socios y por eso habló desde Washington para resaltar el contacto de Guzmán con el Tesoro, poco después de que el ministro reapareciera públicamente en Buenos Aires como invitado principal de un encuentro organizado por el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp) en Hotel Four Seasons.
”No es nuestra idea un país de impuestos bajos y gasto público bajo”,
Martín Guzmán
”No es nuestra idea un país de impuestos bajos y gasto público bajo”, dijo Guzmán a los empresarios convocados. “El tema de cómo atacar la informalidad es un problema que no se resuelve solamente con cuestiones impositivas. Es un problema macroeconómico”, sostuvo el ministro para sostener la orientación de su política económica. Lo hizo un día después de hablar con el número dos del Tesoro, que le pidió un plan económico “sólido”.
La señal del Tesoro es parte de las expectativas que tiene el gobierno argentino dentro de los contactos que mantiene desde hace un mes cuando el consejero González visitó la Argentina.
Este miércoles Massa también mantuvo una reunión con Bob Menendez, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado. Fue el último contacto realizado en el Capitolio, tras una serie de encuentros que incluyeron a Gregory Meeks, titular de la comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes y uno de los firmantes de un proyecto de declaración que le pide a Biden que utilice su peso en el directorio del FMI para apoyar la negociación en medio de la pandemia de la deuda de 30 países en vías de desarrollo.
La última escala de la gira se concretará este jueves en Nueva York, con una charla en el Consejo de las Américas, invitado por su titular, la lobbysta Susan Segal y un encuentro con el expresidente Bill Clinton.