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Los laboratorios no fían: el Gobierno lleva pagados casi 700 millones de dólares por la compra de vacunas contra el Covid-19

Esa cifra representa poco más del 46% del total de los compromiso asumidos para traer al país 130 millones de dosis. Con esta información se pueden inferir algunos detalles de los contratos confidenciales.

Los laboratorios no fían: el Gobierno lleva pagados casi 700 millones de dólares por la compra de vacunas contra el Covid-19 Foto NA.

Casi 700 millones de dólares pagó hasta el momento el Gobierno a ocho proveedores de vacunas contra el coronavirus, lo que representa poco más del 46% de los compromisos asumidos para traer 130 millones de dosis.

La información, a la que accedió NA, permite inferir algunos de los detalles de los contratos de compra, que se mantienen en el más absoluto de los secretos debido a los acuerdos de confidencialidad firmados con los laboratorios. Por ejemplo, no se fía, ni en medio de una pandemia: las órdenes de pago se fueron librando casi a la par de los envíos de las dosis, aunque también hubo algunos anticipos de dinero para reservarlas.

Respecto a ese último punto, uno de los anticipos más cuestionados fue el de 17.943.873,60 dólares (en pesos se pagó 1.525.229.256) que se hizo al laboratorio anglosueco AstraZeneca el 17 de noviembre de 2020: por ese adelanto y las demoras que hubo en la entrega de las dosis producidas en la Argentina y envasadas en México, el presidente Alberto Fernández y el empresario farmacéutico Hugo Sigman fueron denunciados ante la Justicia.

Orden de pago por casi 18 millones de dólares para AstraZeneca en concepto de “anticipo”, que derivó en una denuncia penal contra el presidente Alberto Fernández y el empresario Hugo Sigman.

Según información a la que accedió NA, el Gobierno libró, hasta el pasado 9 de septiembre, 81 órdenes de pago por un total de 694.139.084,25 dólares: en pesos, el número abonado asciende a 63.584.363.392,63.

Esa cifra fue abonada a siete laboratorios: AstraZeneca, Human Vaccine (Sputnik V), Sinopharm, Richmond, Moderna, Cansino Biologics y Pfizer. En el caso de AstraZeneca, se registran pagos tanto por el convenio directo con la firma anglosueca como por el mecanismo Covax, así como para la adquisición de las vacunas Sputnik V se abonó a Human Vaccine, la compañía rusa que la produce, y a Laboratorios Richmond, encargado de la fabricación en la Argentina.

Con esas empresas, el Gobierno acordó la compra de 130.404.710 dosis de vacunas por un valor total de 1.493.022.520 dólares: hasta el 9 de septiembre había recibido alrededor de 55 millones de vacunas (no se contabilizan las 3,5 millones de Moderna donadas por Estados Unidos, ni las 400 mil otorgadas sin cargo por España).

Con esos números, se puede advertir que los cargamentos de vacunas se fueron liberando a medida que entraban los pagos en las casas matrices, que acreditaban la salida del dinero desde la cuenta del Banco Nación.

Hasta el momento, las distintas empresas percibieron las siguientes sumas: AstraZeneca vía COVAX, 7.776.000 dólares (722.816.160 pesos); AstraZeneca contrato directo, 89.719.368 dólares (4.654.640.811,84 pesos); Cansino, 4.420.000 dólares (527.367.200 pesos); Moderna, 129.891.518,32 dólares (12.404.640.000 pesos); Pfizer, 41.514.110,47 dólares (4.006.111.660,20 pesos); Laboratorios Richmond, 19.856.021,25 dólares (2.032.970.407,81 pesos); Sinopharm, 280.891.986,71 dólares (28.020.705.680 pesos); Human Vaccine (Sputnik V), 120.070.079,50 dólares (11.215.111.472,78 pesos). En total, se pagó el 46,49% del total de vacunas acordadas.

En lo que respecta a los precios unitarios de las vacunas, la más costosa es la de Moderna con 21,50 dólares cada dosis, mientras que las de AstraZeneca tuvieron el valor más bajo, con 4 dólares. El resto de los laboratorios fijó los siguientes valores por unidad: Sputnik V, 9,95 dólares; Serum Institute de la India, 4,10; Cansino, 17; y Pfizer, 12.

El caso de Sinopharm es distinto, ya que se firmaron tres acuerdos complementarios: el primero por 4 millones de vacunas a 20 dólares cada una; el segundo por 2 millones a 15 dólares cada una; y el tercero por 24 millones de dosis con un doble precio, ya que el primer millón costaba 15 dólares cada unidad y los 23 restantes quedaban a 9.

FUENTE: Noticias Argentinas

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Los laboratorios no fían: el Gobierno lleva pagados casi 700 millones de dólares por la compra de vacunas contra el Covid-19

Esa cifra representa poco más del 46% del total de los compromiso asumidos para traer al país 130 millones de dosis. Con esta información se pueden inferir algunos detalles de los contratos confidenciales.

Los laboratorios no fían: el Gobierno lleva pagados casi 700 millones de dólares por la compra de vacunas contra el Covid-19 Foto NA.

Casi 700 millones de dólares pagó hasta el momento el Gobierno a ocho proveedores de vacunas contra el coronavirus, lo que representa poco más del 46% de los compromisos asumidos para traer 130 millones de dosis.

La información, a la que accedió NA, permite inferir algunos de los detalles de los contratos de compra, que se mantienen en el más absoluto de los secretos debido a los acuerdos de confidencialidad firmados con los laboratorios. Por ejemplo, no se fía, ni en medio de una pandemia: las órdenes de pago se fueron librando casi a la par de los envíos de las dosis, aunque también hubo algunos anticipos de dinero para reservarlas.

Respecto a ese último punto, uno de los anticipos más cuestionados fue el de 17.943.873,60 dólares (en pesos se pagó 1.525.229.256) que se hizo al laboratorio anglosueco AstraZeneca el 17 de noviembre de 2020: por ese adelanto y las demoras que hubo en la entrega de las dosis producidas en la Argentina y envasadas en México, el presidente Alberto Fernández y el empresario farmacéutico Hugo Sigman fueron denunciados ante la Justicia.

Orden de pago por casi 18 millones de dólares para AstraZeneca en concepto de «anticipo», que derivó en una denuncia penal contra el presidente Alberto Fernández y el empresario Hugo Sigman.

Según información a la que accedió NA, el Gobierno libró, hasta el pasado 9 de septiembre, 81 órdenes de pago por un total de 694.139.084,25 dólares: en pesos, el número abonado asciende a 63.584.363.392,63.

Esa cifra fue abonada a siete laboratorios: AstraZeneca, Human Vaccine (Sputnik V), Sinopharm, Richmond, Moderna, Cansino Biologics y Pfizer. En el caso de AstraZeneca, se registran pagos tanto por el convenio directo con la firma anglosueca como por el mecanismo Covax, así como para la adquisición de las vacunas Sputnik V se abonó a Human Vaccine, la compañía rusa que la produce, y a Laboratorios Richmond, encargado de la fabricación en la Argentina.

Con esas empresas, el Gobierno acordó la compra de 130.404.710 dosis de vacunas por un valor total de 1.493.022.520 dólares: hasta el 9 de septiembre había recibido alrededor de 55 millones de vacunas (no se contabilizan las 3,5 millones de Moderna donadas por Estados Unidos, ni las 400 mil otorgadas sin cargo por España).

Con esos números, se puede advertir que los cargamentos de vacunas se fueron liberando a medida que entraban los pagos en las casas matrices, que acreditaban la salida del dinero desde la cuenta del Banco Nación.

Hasta el momento, las distintas empresas percibieron las siguientes sumas: AstraZeneca vía COVAX, 7.776.000 dólares (722.816.160 pesos); AstraZeneca contrato directo, 89.719.368 dólares (4.654.640.811,84 pesos); Cansino, 4.420.000 dólares (527.367.200 pesos); Moderna, 129.891.518,32 dólares (12.404.640.000 pesos); Pfizer, 41.514.110,47 dólares (4.006.111.660,20 pesos); Laboratorios Richmond, 19.856.021,25 dólares (2.032.970.407,81 pesos); Sinopharm, 280.891.986,71 dólares (28.020.705.680 pesos); Human Vaccine (Sputnik V), 120.070.079,50 dólares (11.215.111.472,78 pesos). En total, se pagó el 46,49% del total de vacunas acordadas.

En lo que respecta a los precios unitarios de las vacunas, la más costosa es la de Moderna con 21,50 dólares cada dosis, mientras que las de AstraZeneca tuvieron el valor más bajo, con 4 dólares. El resto de los laboratorios fijó los siguientes valores por unidad: Sputnik V, 9,95 dólares; Serum Institute de la India, 4,10; Cansino, 17; y Pfizer, 12.

El caso de Sinopharm es distinto, ya que se firmaron tres acuerdos complementarios: el primero por 4 millones de vacunas a 20 dólares cada una; el segundo por 2 millones a 15 dólares cada una; y el tercero por 24 millones de dosis con un doble precio, ya que el primer millón costaba 15 dólares cada unidad y los 23 restantes quedaban a 9.

FUENTE: Noticias Argentinas

Variante Delta: cuáles son los síntomas y por qué se propaga tanto

La nueva variante aparece sobre todo en personas jóvenes que la confunden con un resfrío.
La variante Delta o B.1.617.2 se identificó por primera vez en India a fines del 2020 y, en mayo de este año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la consideró como una de las cuatro mutaciones más preocupantes, junto con la Alfa de Reino Unido, la Beta de Sudáfrica y la Gamma detectada en Brasil. Desde ese entonces, su detección se fue diseminando por el mundo y también fue registrada en Argentina.

La variante DELTA se confunde fácilmente con un resfrío

Por qué se llama Delta y se propaga fácilmente

La denominación «Delta» refiere a una letra del alfabeto griego, ya que de acuerdo con las directrices de la OMS sobre las denominaciones de las variantes, se cree que los nombres neutros evitan el estigma de aquellos relacionados con el lugar donde se identificaron las variantes por primera vez.

Según advirtió el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, es considerada «más contagiosa y resistente a las vacunas». Y Soumya Swaminathan, la jefa del departamento de científicos de ese organismo internacional, agregó que “se transmite dos veces más que la variante Alfa”.

En tanto, un informe publicado por el Public Health England (PHE) arrojó que “la variante delta sería aproximadamente un 60% más transmisible que la variante Alfa, que a su vez es más transmisible y causó infecciones más severas durante la primera ola”.

En tanto, Eric Topol, fundador y director del Scripps Research Translational Institute, ratificó que la Delta es un 60 % más transmisible que la Alfa y agregó que, a su vez, ésta última era un 50 por ciento más transmisible que la cepa originaria detectada en Wuhan, China.

«Tiene características que permiten que evada al sistema inmunitario y quizá sea más esquiva que la variante Beta, que hasta ahora era la peor. Además, tiene la mayor transmisibilidad entre las observadas hasta ahora. Es una combinación pésima», agregó.

Las mutaciones que la hacen más contagiosa

Mehul Suthar, inmunólogo del Centro de Vacunas Emory, explicó que la variante delta «tiene mutaciones en la proteína de la espícula, proteína del virus, que alteran su forma de interactuar con el receptor presente en la superficie de las células pulmonares y otras células humanas, que es el portal para invadir la célula», lo que vuelve al virus «más transmisible y ayuda a que se propague por la población».

Además de estas mutaciones, otro estudio mostró una variación en la espícula de la delta que permite que el virus escape de los anticuerpos neutralizantes débiles. También el riesgo de contraer neumonía bajo esta variante es más alto.

Los síntomas de la variante Delta

  1. Dolores de cabeza.
  2. Dolores de garganta.
  3. Secreción nasal.

Los tres están comúnmente asociados a un resfrío por lo que mucha gente, sobre todo los jóvenes, no se sienten muy enfermos y continúan con su vida normal, encuentros con otras personas incluidos, por lo cual se convierten en importantes vectores de contagio.

Si bien la variante Delta se manifiesta con fiebre, no hay pérdida de olfato entre los síntomas, al que se generalizó en Gran Bretaña desde el aumento de la variante identificada en la India. «La gente puede pensar que acaba de tener algún tipo de resfriado estacional y sigue yendo a fiestas y puede contagiar a otras personas. Creemos que esto está alimentando gran parte del problema», añadió Spector.

Para el especialista, «el mensaje es que si sos joven y tenés cualquier síntoma leve, aunque pueda parecer un mal resfrío o una sensación rara… quedate en casa y hacete una prueba».

¿Cuál es la eficacia de las vacunas frente a la variante Delta?

The Lancet, sobre la eficacia de las vacunas, informó que “frente a la variante delta, dos dosis de la vacuna de Pfizer pueden producir hasta 2,5 veces más anticuerpos que la misma cantidad del fármaco de AstraZeneca, lo cual pone en ventaja a la farmacéutica norteamericana frente al medicamento de origen británico”.

Por su parte, informes de la OMS recogen que tanto la vacuna de Pfizer como la de AstraZeneca presentan una reducción de efectividad cuando se vacuna con una sola dosis. No obstante, afirman que esta es mínima «cuando se recibe la pauta completa de alguna de estas dos vacunas y suficiente para neutralizar el virus».

En tanto, la compañía Johnson & Johnson aseguró que sus estudios muestran una respuesta satisfactoria de la vacuna frente a esta variante. Otro dato revelado por J&J es que su vacuna tiene incluso más efectividad contra la variante Delta que contra la variante beta.

El Centro Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya de Rusia aseguró que la vacuna Sputnik V tiene una efectividad de más del “90 por ciento” contra la peligrosa variante. «Muestra una menor disminución en la eficacia contra delta que cualquier otra vacuna que haya publicado resultados», dijo Denis Logunov, desarrollador del insumo.

Por su parte, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), dijo que las cuatro vacunas contra el coronavirus aprobadas en la Unión Europea (Pfizer, Moderna, Astrazeneca y Janssen) «protegen contra todas las variantes, incluida la Delta».

El director de Estudios Clínicos de la EMA, Fergus Sweeney, explicó que los datos que tienen hasta el momento son que «dos dosis de vacuna protegen contra la variante delta y que los anticuerpos de las vacunas aprobadas neutralizan esta variante».

En tanto, la vacuna china Sinopharm, pese a que su eficacia llegaría al orden 79% con las dos dosis, su eficacia frente a la variante delta es una incógnita.

FUENTE: Página 12

La verdad sobre las vacunas anti covid: los casos de Argentina, Brasil, Uruguay y Chile

46% de las vacunas administradas en Brasil son de AstraZeneca, 45% Sinovac, 8% Pfizer y 1% J&J. Hasta fines de mayo Brasil había recibido menos de 3 millones de dosis de Pfizer, aunque contrató 100 millones. Casi todas las vacunas usadas fueron producidas en Brasil.

Si Chile, Uruguay, Brasil o Argentina hubiesen dependido de las vacunas de Pfizer, la vacunación hubiese empezado muchísimo más tarde, como es el caso de Perú. Con dificultades, todos los países implementaron las soluciones que consideraron necesarias y adecuadas.

En algunos casos la solución fue utilizar masivamente vacunas «sin papeles» y de quizás inferior efectividad, como en Chile, Brasil y Uruguay, en otros parte de la solución fue apostar por vacunas con menos prensa y «papeles» como Sputnik V, como hizo Argentina.

En Brasil, sobre todo, pero también en Argentina, otra solución fue implementar lo necesario para la producción propia nacional. De cada país se debe juzgar lo que hizo con lo que pudo y tuvo disponible. Chile, Uruguay, Brasil y Argentina hicieron muchas cosas bien.

Brasil tiene además el mérito de lograr empezar y sostener un proceso de vacunación frente a la falta absoluta de iniciativa –o directamente el boicot– del gobierno de Bolsonaro.

Lo de Chile fue excelente, Uruguay empezó más tarde pero también. Los dos países lograron vacunar a su población más rápido que Europa, y aunque se diga que las vacunas usadas son de menos eficacia, no importa, produjeron inmunidad en su población antes que en Europa

Argentina y Brasil, con sus soluciones propias y acuerdos «no-ortodoxos», lograron una vacunación que está solo poco más de un mes detrás de países desarrollados. No importa como te la quieran contar, la realidad es esa.

Entre el ruido y el humo, la realidad es que hoy la Argentina tiene a toda su población de riesgo y a gran parte de su población adulta, con inmunidad otorgada por vacunas, a apenas más de un año de empezar la pandemia.

En medio de una gran circulación del virus y del boicot activo de las medidas de control por parte de algunos medios y políticos de oposición, la Argentina –y Brasil en condiciones diferentes, el boicot fue del gobierno– han logrado proteger a gran parte de su población.

Que no nos distraigan con desinformación e información sesgada, con una campaña de desánimo que es solo política y sin base en la realidad de lo que está ocurriendo con la vacunación. Cada vacuna en cada brazo es un triunfo de todos los argentinos, incluidos los que no lo ven.

FUENTE: Página 12

Por Ernesto Resnik

*Ernesto Resnik es un biólogo molecular argentino que reside y trabaja en Estados Unidos. Su voz se transformó en una de las más autorizadas en la difusión de información científica sobre la pandemia.

The Lancet y Gamaleya dejaron en ridículo a la oposición macrista

Con tantas vidas en juego, es un misterio la forma en que el macrismo armó la trampa y cayó en ella. Sorprende la base de ignorancia e ideologismo con que la principal oposición y los medios que la alimentan tiñeron hasta ahora su actitud frente a la epidemia.

Por: Luis Bruschtein

La publicación del informe de fase 3 de la vacuna Sputnik V en la revista científica The Lancet dejó la sensación de que la gestión macrista de la epidemia hubiera sido una tragedia. El anuncio de Wado de Pedro de que se formará el ente público que se encargará de licitar las obras del canal Magdalena, en el Río de la Plata, dejó la sensación de que el Estado comprendió que, si quiere desarrollar las exportaciones, tiene que ampliar y controlar las puertas de entrada y de salida.

Son sensaciones. Alguna más fuerte que la otra. Pero The Lancet y Gamaleya dejaron en ridículo a la oposición macrista. La publicación no fue sorpresiva, más bien lo contrario: era esperada y se procesó al ritmo de la epidemia. Es un misterio la forma en que el macrismo armó la trampa y cayó en ella.

No se trata de festejar porque alguien tuvo la razón. Es mucho más que eso. 

Hay muchas vidas en juego.

La base de ignorancia e ideologicismo con que el macrismo tiñó hasta ahora su actitud frente a la epidemia demuestra que, si hubiera dependido de ellos, el país ahora estaría al final de la fila de los que esperan alguna vacuna. Y eso hubiera costado miles y miles de vidas.

Cuando se declaró la epidemia era claro que los laboratorios con mayor experiencia en estos temas se iban a lanzar de lleno a diseñar vacunas propias. Y entre esos laboratorios estaba Gamaleya, de Rusia, que se dedica exactamente a eso, y es uno de los que tiene mayor experiencia. 

Con esos antecedentes, la vacuna que iba a producir sería una vacuna buena. Si el laboratorio es ruso, soviético o budista de la segunda ascensión, no tiene ninguna importancia. Solamente un bruto puede objetar los antecedentes científicos con esos argumentos, como hicieron los dirigentes macristas acompañados por el coro ramplón de periodistas y medios hegemónicos.

Es claro que el elemento de fondo era la guerra comercial desatada por los laboratorios trasnacionales, pero los argumentos bizarros que usaron fueron de ese calibre. Es difícil de asumir que los amplificadores del sentido común hegemónico, poseedores excluyentes de la inteligencia y la verdad, sean tan brutos.

Hubo que digerir la denuncia al Estado por envenenamiento que hizo Elisa Carrió, los comentarios desdeñosos de los cortesanos mediáticos y la cara de reflexivos cuando decían que no había información. “No me vas a decir que no lo hizo por ideología cuando eligió a la vacuna rusa, che”, se escuchó decir en Corea de lo incierto.

La información de la fase tres de la Sputnik le llegó al Gobierno al mismo tiempo que a The Lancet. La publicación se toma su tiempo, estudia los resultados, repregunta, vuelve a estudiar y después tiene una agenda de publicación.

Los técnicos de la Anmat hicieron ese proceso, pero se fueron a Rusia. No esperaron las respuestas sino que las fueron a buscar.

Finalmente esa astucia de guiñar el ojo canchero y hablar de afinidad ideológica se demostró una gran estupidez sostenida por prejuicios berretas, anticomunistas de la Guerra Fría o etnicistas.

Porque The Lancet, demostró que de todas las vacunas que hay en el planeta, la mejor elección era la de Gamaleya.

Es una de las tres que mostraron eficiencia por encima del 90 por ciento, junto con la de Moderna y la de Pfizer. Pero las otras dos cuestan el triple o el doble, respectivamente, y además requieren una lógística muy cara para mantener a la vacuna por debajo de los 80 grados bajo cero.

En este momento, Europa se disputa la vacuna rusa, México y Panamá seguirán los pasos del gobierno argentino y Paraguay y Brasil dieron el visto bueno a la vacuna porque se lo dio la Anmat de Argentina. Perú le pidió al presidente Alberto Fernández que le gestione vacunas con el gobierno ruso. Y el gobierno ruso ofreció transferir tecnología para que la vacuna se fabrique en Argentina.

El gobierno de CABA quedó inmerso en esa estrategia barbárica del macrismo. Fernán Quirós, el ministro de Salud porteño, y uno de los aspirantes a reemplazar a Horacio Rodríguez Larreta, dio a entender más de una vez sus recelos con la Sputnik y dijo que no había información cuando el gobierno nacional le había dado toda la que necesitaba.

Resulta insólito que en la provincia de Buenos Aires la gente está recibiendo mensajes con la fecha en que deberá presentarse para ser vacunada, y en CABA no haya ninguna información. Porque ahora la excusa es el retraso de una o dos semanas en la provisión de la vacuna.

El macrismo y los periodistas y medios que lo respaldan basaron un discurso opositor a la política sanitaria del Gobierno en una serie de prejuicios, lugares comunes burdos y afirmaciones anticientíficas.

Hay una diputada macrista que sigue impulsando el consumo de dióxido de cloro y varios de ellos insisten en que no se vacunarán.

Si hubieran estado en el gobierno y hubieran montado la estrategia sanitaria sobre esa montaña de basura, Argentina ahora estaría viviendo una tragedia mucho peor de la que atraviesa.

The Lancet reafirmó la estrategia impulsada por el gobierno de Alberto Fernández frente a la epidemia, un tema tan estratégico, si se quiere, como ha sido la negociación de la deuda externa. Hay otro tema vertebral que tiene connotaciones con los precios, con la recaudación y en general con el diseño de un proyecto de país.

Porque resulta contradictorio que Argentina sea uno de los principales exportadores de alimentos y que la principal vía de salida de esas exportaciones sea una hidrovía abandonada a concesiones a empresas privadas que no tienen fiscalización real del Estado.

Paraguay tiene la tercera flota fluvial del planeta. Y el puerto de mayor actividad de esa flota es el uruguayo de Palmira. Las investigaciones sobre Vicentin demuestran que 

Argentina pierde 1900 millones de dólares al año por el contrabando de soja argentina a Paraguay.

Y esa cifra puede ser todavía mayor. Resulta evidente que cualquier proyecto que pretenda incrementar la capacidad exportadora y racionalizarla para que sus beneficios se extiendan a todo el país, necesita un rediseño de la situación anárquica que tiene hoy la principal vía de salida de las exportaciones.

La vieja licitación es de la época del menemismo, al igual que era la de los ferrocarriles, por la que el gobierno de Cristina Kirchner debió pagar un altísimo costo al postergar su revisión.

Como la vieja concesión está a punto de vencer, el Gobierno llamó a una nueva licitación. El senador Jorge Taiana propuso la creación de una Administradora Federal con representantes del gobierno nacional y de las provincias involucradas en la hidrovía para administrarla.

El anuncio de Wado de Pedro se refiere a un tema puntual en ese cuadro más amplio, que es la creación de una Unidad Ejecutora, un ente público que deberá controlar la licitación y el dragado del canal Magdalena en el Río de la Plata, cuyo objetivo es abrir otra puerta de entrada y facilitar la circulación fluvial entre las regiones del país y hacia el exterior. El costo de la obra será de 350 millones de dólares y su finalización está prevista para 2023.

La quiebra de Vicentin expuso el cruce de poderosos intereses que confluyen en la hidrovía así como su carácter estratégico. Ningún gobierno puede hacerse ilusiones con la exportación como uno de los pilares principales de la economía si no tiene control sobre la principal vía de salida de esas exportaciones. 

Hasta ahora la hidrovía funcionaba como si fuera otro país.

Así funcionaban los trenes con las concesiones viejas, hasta que estallaron y el Estado tuvo que hacerse cargo con un costo enorme material y político.

FUENTE: Página 12

Hacia una Vacunología Crítica

Pfizer y BioNTech anunciaron que a través de un “centro de investigación médica” realizarán en argentinos las pruebas de eficacia de una nueva vacuna ARNm para coronavirus, aunque en realidad recién están comenzando el trámite de autorización ante las autoridades regulatorias, nuestro ANMAT. Eligieron nuestro país porque parece que aquí hay una larga experiencia de pruebas clínicas en humanos de medicamentos para la Big Pharma (los grandes laboratorios farmacéuticos).

El mercado de los ensayos clínicos:

Esto nos lleva a recordar que en 1993, durante el gobierno de Carlos Menem, el nuevo Embajador de EEUU, James Cheek declaró al llegar que, además de hincha de San Lorenzo, tenía dos grandes áreas de negocios bilaterales para desarrollar.

Una era la introducción de cultivos transgénicos, principalmente soja, en nuestra agricultura. Y la otra era el desarrollo de la práctica de ensayos clínicos de nuevos fármacos para los laboratorios farmacéuticos.

Después de más de 25 años, todos conocemos la expansión de los cultivos de soja y maíz transgénicos, la trasformación social que ocasionó, sus ventajas económicas y el perjuicio ambiental y sanitario que esta producción acarrea.

Es menos conocido el crecimiento del negocio de los ensayos clínicos: la Big Pharma necesita generar nuevos productos para el mercado de medicamentos cuyas patentes le reporten ganancias rápidas y exorbitantes, para ello debe probar, testear, comprobar la eficacia de los mismos en pruebas clínicas en pacientes humanos.

Estos son los ensayos clínicos que se realizan suministrando la nueva molécula a pacientes con arritmias, cánceres, epilepsias, infecciones, etc., y contrastando sus respuestas con un grupo de pacientes control al que se le suministra un medicamento viejo o incluso placebo.

El gran desarrollo de estas prácticas ocurre luego de la instauración del paradigma de la ciencia neoliberal (E. Lander 2001) en Estados Unidos.

Ahora ya no «descubren» la cura de una enfermedad, sino que la «inventan»

La modificación de la Ley de Patentes trasforma el concepto de los descubrimientos científicos, ahora ya no se descubre la cura de una enfermedad, sino que la inventan y, por lo tanto, ese descubrimiento no es propiedad colectiva del conocimiento humano, sino propiedad privada de una persona o grupo que financió la investigación, generando una vergonzosa apropiación de conocimientos acumulados por siglos.

La inversión en la actividad crece año a año y se multiplican las CRO (Organizaciones de investigación por contrato) que llevan adelante pruebas clínicas en cualquier ciudad de cualquier país (aquí los CRO se denominan Centros o Institutos de Investigación Médica, que se encuentran generalmente vinculados a centros médicos privados).

El sistema es muy simple, existe un protocolo de investigación diseñado centralmente para probar una droga en pacientes con condiciones de inclusión precisas en los que se registra las respuestas según el protocolo preelaborado.

Requieren muchos voluntarios (para la vacuna de Pfizer 30.000 personas) que son reclutados por los CROs en distintos países. A los reclutadores (aquí se hacen denominar investigadores) se les paga un monto significativo por paciente que complete el protocolo, por cánceres en estadios específicos pueden llegar a pagar U$S 10.000 por paciente, en neumonías por neumococo U$S 400.

El paciente no recibe ningún pago, cínicamente dicen que eso sería antiético.

Con el dinero por cada paciente el CRO tiene que resolver el cuidado del voluntario, algo que aquí no lo hace y todos los gastos son afrontados por su obra social o el hospital público y ese dinero queda para el investigador, un gran y próspero negocio que inaugura una nueva categoría: el tráfico o trata de pacientes.

En los años ’90, más de 25.000 argentinos prestaron anualmente su cuerpo a los laboratorios para la prueba de drogas.

Según El Cronista.com, el año pasado el mercado global de ensayos clínicos movía 20.000 millones de dólares y España y Alemania eran los más activos, acumulando el 10% de la inversión.

Argentina había reducido su participación por las exigencias de ANMAT, pero desde 2016 se aceleraron las autorizaciones y ya llegaba a 1,7% de la inversión global, unos 267 millones de dólares, comprometiendo la salud de más de 100.000 personas.

Las expectativas durante el gobierno de Macri eran captar, como España o Alemania, 1.000 millones de dólares anuales para nuestro mercado de pruebas humanas.

Estas prácticas fueron intensamente reguladas en los países centrales debido a las denuncias de abusos.

Es así como se exigen seguimientos a largo plazo, la mayoría de las veces, por toda la vida del voluntario ya que se desconoce en qué momento puede aparecer un efecto adverso grave.

Por ello se les exige que se les asigne un seguro de salud de por vida, algo que no se exige en la Argentina, ni en Brasil, ni en la India. Acá es mucho más barato y nuestros médicos son excelentes en completar los formularios de datos clínicos que son analizados a nivel central.

Pruebas de Vacunas:

Las vacunas son las preferidas de la Big Pharma, sus consumidores son los sanos, muchos más numerosos que los enfermos que sólo en esa condición necesitan un medicamento. La historia está llena de dolorosas y trágicas experiencias.

En la Argentina los médicos Héctor Abate y Miguel Tregnaghi fueron condenados por la muerte de 16 bebes de familias de bajos recursos vacunados en pruebas de un laboratorio que hoy es Pfizer.

Las vacunas han generado una controversia mundial entre defensores y detractores sobre todo desde que la Big Pharma y Bill Gates lograron controlar los comités claves de la OMS y la FDA norteamericana.

Un tufillo a negocios pocos éticos rodea todo el tema, y una de las más preciadas herramientas de la medicina moderna es puesta en duda, muchísimas veces con razón, porque ha sido absolutamente prostituida.

Los médicos, sobre todo los pediatras honestos (que somos la inmensa mayoría) necesitamos construir una Vacunología Crítica que pueda separar la paja del trigo en un campo muy revuelto.

Vacunas maravillosas pararon la poliomielitis, la viruela y el tétanos. Otras mataron miles de personas.

La tragedia reciente de SANOFI es esclarecedora y no queremos que se repita frente a las vacunas para coronavirus.

La empresa de origen francés desarrolló una vacuna para el Dengue, la Dengvaxia°, que logró autorizaciones en Estados Unidos y en la OMS de la mano del doctor Antony Fauci, el epidemiólogo jefe en el gabinete de Trump y uno de los más fuertes lobistas de la Big Pharma.

Esa vacuna, cuya patente parece estar también a nombre del doctor Fauci, se aplicó en 600.000 filipinos entre 2016 y 2017; el problema fue que en la epidemia que sufrieron en 2018 y 2019 muchas de las personas previamente vacunadas desarrollaron la forma grave del Dengue, y recién cuando los niños muertos llegaron a 600 el derechista Presidente filipino Rodrigo Duterte prohibió la vacuna.

SANOFI, según el mismo artículo del Cronista.com, tiene 80 empleados en Argentina, pero cuenta con 450 investigadores externos que se desempeñan en 320 centros de investigación desde donde llevan adelante 35 ensayos que comprometen a un promedio de 87 personas por estudio.

Vacuna Coronavirus en la Argentina:

Vacunas contra Virus del Dengue, el virus de la bronquiolitis (VRS) y sobretodo coronavirus u otros, no generan una respuesta que impida la infección y muchísimas veces, en forma paradojal, generan casos muchos más graves que matan a las personas o las comprometen en su vitalidad. Esta respuesta no depende de los niveles de anticuerpos que la vacuna genera.

La bronquiolitis en los niños menores es un problema de salud pública, porque mata a muchos bebés todos los años, no tenemos medicación eficiente para esta enfermedad y solo se cuenta con sostén hasta que el cuadro remita. Una vacuna segura sería lo ideal, pero todas las vacunas para este virus desarrollaron alta mortalidad en animales de pruebas.

Coronavirus nos afecta en la niñez, provocando cuadros respiratorios de vías aéreas altas. Los niños menores de 2 años desarrollan en promedio 12 episodios de este tipo de infección, incluso con fiebre, muchas de ellas por rinovirus o coronavirus.

Para la industria habría sido un gran negocio incorporar a los calendarios oficiales una vacuna contra coronavirus, si hubieran podido desarrollarla.

No lo lograron porque por más que elevaran los anticuerpos muchos individuos hacían formas graves de la enfermedad.

Eso pasó también con coronavirus del SARS 1 (primo hermano de coronavirus de la actual pandemia).

Pfizer y BioNTech quieren probar en argentinos una nueva vacuna para coronavirus SARS 2 con tecnología de ARNm.

Varias cuestiones son muy polémicas, para no decir peligrosas: se aplica una forma de evaluación amparada por el doctor Fauci que se denomina “Programa Velocidad de la Luz”. Con el objetivo de lograr rápido la vacuna se omiten, no se realizan directamente, pruebas en animales. Vamos directamente a los humanos.

La tecnología de vacunas ARNm nunca se utilizó para infecciones, es un recurso para generar inmunidad celular en cáncer, es decir, que células killer propias se dirijan a destruir células tumorales del propio paciente.

En este caso consiste en introducir un gen sintético ARN a las células inmunitarias para que estas fabriquen la proteína S de coronavirus y que posteriormente la presencia de esa proteína S genere la respuesta de anticuerpos que evite la infección.

Muchos investigadores incluso de Harvard expresan preocupación porque se desconoce la seguridad y es biológicamente plausible que genere efectos secundarios como inflamación sistémica y respuestas autoinmunes inesperadas.

Aparentemente hubo ensayos en Estados Unidos con 45 adultos sanos que desarrollaron anticuerpos. Pero la presencia de anticuerpos no significa que neutralicen al virus, pueden opsonificarlo (fijarlo) y generar una cascada inflamatoria muy difícil de frenar para lxs terapistas.

El ensayo debería incluir seguimiento a largo plazo y verificar que la respuesta se genera en la realidad cuando los vacunados con títulos altos de anticuerpos entren en contacto con el virus circulante en la comunidad.

Allí es cuando se debe verificar la verdadera eficacia clínica (no bioquímica) de la vacuna, si se infecta o no, si se enferma o no y observar reacciones a largo plazo, mínimo 5 años.

Hoy Pfizer pretende probar en pocos meses respuestas bioquímicas y no asume ninguna responsabilidad a mediano ni a largo plazo. ¿Debemos esperar una posible catástrofe como en Filipinas?

Pfizer es una empresa con un profuso legajo de transgresiones éticas en todo el mundo. Sus acciones en Nueva York subieron un 2% cuando se conocieron los resultados de la fase 1 con los 45 voluntarios americanos (BioNTech tuvo una acreencia del 8% en sus acciones).

En 2009 en Estados Unidos, Pfizer tuvo una condena porque había pagado sobornos a médicos para que recetaran cuatro medicamentos, entre los que se encontraba un antiinflamatorio retirado del mercado en 2005 por preocupaciones sobre su seguridad.

En 2012 un tribunal de Buenos Aires lo condenó por “conducta delictiva” y por “financiar un oscuro sistema de coimas y sobornos a médicos en el marco de la cadena de comercialización de medicamentos” en la Argentina.

En repudio a los altos precios de las vacunas de Pfizer, Médicos sin Fronteras le rechazó una donación de un millón de dosis de vacunas Prevenar 13, utilizada contra la bacteria Streptococcus pneumoniae que produce la neumonía.

Interferencia de vacunas con coronavirus:

Muchos problemas e incertidumbre sufre el equipo de salud enfrentando a esta pandemia, por lo novedoso de la situación que genera la enfermedad y por los intereses que se cruzan y niegan certidumbres.

LA OMS promovió la vacunación masiva con la vacuna antigripal (para virus influenza) antes de la llegada de la pandemia.

A pesar de que un paper de la revista Vaccine de enero de este año demostraba que las personas vacunadas contra el virus influenza tenían un riesgo casi del 40% de infectarse con coronavirus, o sea que estábamos poniendo una vacuna que datos recientes generados en más de 3.000 personas mostraba que esa vacuna aumentaba el riesgo de infección por coronavirus en general.

Ahora en julio aparecen los primeros informes de hospitales y geriátricos españoles e italianos donde se encuentran que los pacientes que murieron estaban vacunados contra influenza de una manera significativamente mucho mayor que los muertos no vacunados con la antigripal.

El argumento para colocar la vacuna era evitar la sobreinfección con más de un virus, algo que las series de casos de los hospitales de Nueva York demostraron que fue prácticamente inexistente.

Conclusión: los laboratorios vendieron todas las vacunas antigripales que pudieron fabricar y los Estados presurosos compraron, por no aplicar criterios a análisis críticos independientes y honestos.

Lo único que nos queda ahora es esperar que la ANMAT resista con dignidad la presión del lobby farmacéutico y el gobierno priorice la salud de la población desechando el canto de sirenas de una vacuna por demás improbable.

FUENTE: El Cohete a la Luna
Por Medardo Ávila Vázquez