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Narcotráfico, la hidrovía y los uruguayos

La secretaría antidrogas de Paraguay asegura que por la hidrovía salieron 46 toneladas de cocaína en los años 2021 y 2022.

La denominada hidrovía Paraná-Paraguay es un corredor fluvial formado por ambos ríos que recorre unos 3.400 kilómetros y permite la navegación continua entre puertos de Argentina, Brasil, Bolivia Paraguay y Uruguay. Por allí navegan diariamente centenares de barcos y barcazas con mercadería diversa. También miles de kilos de droga que básicamente tienen como destino África y Europa. Agencias antidrogas europeas aseguran que el narcotraficante uruguayo Sebastián Marset es el “gerente” de la “hidrovía de la droga”. Años atrás los banqueros uruguayos Carlos y José Rohm lavaron en Rosario centenares de millones de dólares provenientes del tráfico de estupefacientes.
Trabajadores del liceo 49 denunciaron agresión en el centro educativo y aseguran que no se trata de un episodio aislado.

Desde el principio de su gobierno, el presidente Luis Lacalle Pou manifestó su intención de fortalecer la hidrovía para convertir al Puerto de Montevideo en la salida de productos paraguayos y bolivianos al mundo. Para ello ya logró acuerdos con su par paraguayo, Mario Abdo.

Nuestro país necesita desarrollar la infraestructura y logística de los puertos del litoral para recibir toda la carga que allí llegaría. Y para ello tiene la intención de convocar al sector privado.

Mucho más compleja es la situación con Argentina, ya que el denominado Gran Rosario es el segundo nodo portuario agroexportador más importante del mundo. En el año 2021 fue apenas superado por el puerto de Nueva Orleans, en EEUU, y casi duplicó el volumen de embarques del puerto de Santos, en Brasil, tercero en el ranking.

Se denomina Gran Rosario al conjunto de instalaciones situadas entre los km 413,3 y 420,3 del río Paraná, con jurisdicción del Ente Administrador Puerto Rosario (Enapro), que a su vez ha privatizado varias terminales.

Justo en el kilómetro 420 del Paraná se encuentra la transición en la profundidad entre navegación de ultramar y de río. El canal principal, directamente frente al puerto, tiene la ventaja de preservar una profundidad de 32 pies, con menor período de dragado. Esto permite la navegación de aguas abajo de buques del tipo Panamax. El Paraná tiene 600 metros de ancho en el km 418 y pasa a 2 km de ancho aguas abajo.

Estos datos alcanzan para comprender por qué Argentina no tiene ningún interés en lograr acuerdos por la hidrovía.

Solo el año pasado por la hidrovía pasaron 46 toneladas de cocaína.

Pero sobre el desarrollo de la hidrovía hay nuevos y graves problemas que deberían ameritar la atención de las autoridades.

La secretaría antidrogas de Paraguay asegura que por la hidrovía salieron 46 toneladas de cocaína en los años 2021 y 2022. La droga provenía de Colombia y de Perú.

Carlos del Frade (59 años) es un periodista santafecino que ha investigado y escrito 50 libros, la mayoría sobre el narcotráfico en su provincia y particularmente en Rosario. Actualmente es diputado provincial, elegido por el partido Soberanía Popular, y desde ese lugar continúa su tenaz lucha, que le ha valido ser condenado a muerte por los narcos. Su antecesor en el cargo fue asesinado a tiros el 6 de setiembre de 2021.

“¿Y el miedo?”, le preguntó el periodista Sergio Ciancaglini para una entrevista publicada por el periódico digital La Vaca. “Es bravo, pero hay que seguir”, dice Del Frade. Agrega: “El tema es la familia, pero sin tener una idea clara de cómo proteger. Lo charlamos en familia, hablamos de cuidarnos, estar en contacto, y seguir adelante: es lo que mejor uno sabe hacer. Mucho peor es en los barrios pobres, donde la gente está desamparada. Ese es el problema de construir un Estado que tiene en su interior focos de corrupción que terminan siendo socios de quienes van a producir la muerte”.

El legislador asegura que “acá en Rosario aún prevalece un tipo de dictadura, la narcodictadura. Esta sociedad está sometida por estas personas que nos matan, nos desaparecen, nos torturan, nos roban… no tenemos paz. Pibe que se cruza en su camino, pibe que tuercen y desgracian, no solo porque lo usan, sino también desgracian a toda su familia porque van por todos y todas, no discriminan”.

Para este periodista el narcotráfico es principalmente “ese gran negocio paraestatal del capitalismo, absolutamente consolidado desde los años 60 junto al petróleo, las armas, los medicamentos y la trata”. Un informe de la Universidad Nacional de Rosario calculó en 2018 que el negocio en la provincia mueve unos 111 millones de dólares anuales, afirma la nota publicada por La Vaca.

“Y podemos agregar -dice Del Frade- que después del récord de 2013 con 264 asesinatos, nos mantenemos en un promedio de unos 200 homicidios anuales. Este año (2021) ya vamos por 157 y la situación es la misma, porque estamos hablando de un sistema que los grandes partidos no quieren cambiar porque es parte del negocio general”.

Una historia que comienza en dictadura

Del Frade propone un punto de partida para esta historia sobre la ruta de la droga: 24 de abril de 1978, con la llegada al puerto de Rosario de un cargamento de azúcar desde Bolivia que en realidad encubría 200 kilos de cocaína. “Leopoldo Galtieri era el comandante del Cuerpo II del Ejército, y junto al almirante Eduardo Massera recibió oficialmente con ese cargamento a los militares bolivianos que luego propiciarían lo que se llamó el narcogolpe en ese país, encabezado por Luis García Meza y Luis Arce Gómez. Trabajaban con Roberto Suárez Gómez, el principal impulsor del desarrollo de la cocaína desde Bolivia hacia el mundo y primer proveedor de Pablo Escobar Gaviria. Ahí ya se armó un negocio paraestatal y multinacional, en el que el Estado argentino empezó sus negocios corruptos mientras continuaba con los crímenes, desapariciones y violaciones a los derechos humanos”.

Otro punto crucial que señala el periodista y legislador Del Frade en libros como Ciudad blanca, crónica negra. Historia del narcotráfico en Santa Fe fue la privatización durante el menemismo del Banco provincial. “Se lo entregaron a los hermanos narcolavadores uruguayos José y Carlos Rohm, que venían del Banco General de Negocios relacionados con el lavado de dinero del Cartel de Juárez”. Años después el entonces presidente Luis Lacalle Herrera les adjudicó el Banco Comercial.

Tercer paso: “En 1998 se privatizó el puerto de Rosario a un grupo filipino que iba a exportar autos de General Motors y jamás exportó ninguno. ¿Qué hacían?”.

El mapa quedaba completo: “Construyeron el sistema físico para el tráfico, y la geografía financiera para el lavado de dinero. Hoy te encontrás con puertos y empresas que son un país dentro del país, que ni siquiera pueden ser investigados, en el lugar que más dinero mueve en Argentina”.

Datos de 2019: en Santa Fe se abrieron 2.323 causas por delitos relacionados con el narcotráfico, y apenas 18 causas por lavado de dinero. Por eso Del Frade hizo público un proyecto para crear “un área que reporte ese tipo de actividades económicas cada vez más vinculadas a los negocios mafiosos o ilegales”.

Ejemplo 2021 de los efectos del sistema: en enero incautaron en Alemania el que fue calificado como el mayor cargamento de cocaína de la historia europea. El origen fue Paraguay, pasó con serenidad por toda la llamada hidrovía, los contenedores con latas de supuesta masilla fueron cambiados de barco en Buenos Aires, y las 16 toneladas, valuadas en 600 millones de dólares, llegaron a Alemania, donde, por una vez, se las detectó.

Sería interesante poder estudiar, frente a un contrabando como el descripto que aparece muy cada tanto, cuántas exportaciones de miles de barcos no se detectan por la obvia falta de controles, para abastecer el sostenido consumo europeo.

Te encontrás entonces con un esquema de empresas y puertos que hacen negocios legales e ilegales, pero que nadie puede investigar en serio. Desde el punto de vista del lavado creo que eso se ve en las importaciones infladas para cobrar reintegros, y en las exportaciones de cereales y otras materias primas, donde se declara mucho menos que lo real, generando masas de dinero negro que van al lavado”, sostiene el diputado santafecino.

Del Frade dijo a La Vaca que “los informes de Naciones Unidas ubican a Argentina como segundo exportador de metanfetaminas de América hacia Europa, detrás de Brasil, y tercero de cocaína. Se habla de combatir al narcotráfico, pero esto, que es el negocio en serio, se mantiene intacto y en crecimiento. Yo relaciono el narcotráfico con el negocio extractivo y con el modelo económico, impuesto de afuera hacia adentro. Por eso el desprecio a la naturaleza en toda América Latina, y la directa relación del extractivismo con cualquier cosa que salga por los puertos. Combatir realmente al narcotráfico implica ir contra el capitalismo. Por eso los gobiernos y los grandes partidos no hacen nada. Es algo que no quieren cambiar”, asegura convencido.

Uruguay no está lejos de Rosario

Del Frade sostiene que “para pasar 46 toneladas de cocaína es necesario que todas las autoridades miren para otro lado. De otra forma no se explica”.

La tragedia que hoy vive la ciudad de Rosario tiene no pocos vínculos con Uruguay. Es hacía allí donde debemos mirar si es que queremos que no nos ocurra lo mismo.

Algunos años atrás asistíamos al desarrollo del narcotráfico en Colombia como algo ajeno y lejano. México, otra tragedia inconmensurable, está más lejos y lo vemos como motivo de series para TV.

El problema es que tanto los narcos colombianos como los mexicanos, más experimentados y violentos, ya están entre nosotros.

Los carteles de Cali, Medellín, Juárez y los Cuinis ya estuvieron acá y establecieron contactos y negocios. Organizaciones criminales brasileñas están instaladas hace tiempo al norte del río Negro.

Ocurre que en Uruguay, al igual que en Rosario, no se produce droga. Esta llega de afuera y la distribuyen internamente grupos familiares vinculados al delito. Como en Rosario. Los identificó ante el Senado el ministro Luis Alberto Heber el año pasado.

Aquí, como allá, se asiste a una violencia criminal con características desconocidas hasta ahora y propia de la actividad mafiosa. Crece el sicariato.

Tanto en Rosario como en Uruguay, se apuntó a combatir las bocas, es decir el pequeño mercadeo. El consumo de cocaína en nuestro país es muy importante, alguien vende esa cantidad y por algún lugar entra.

Peor. El negocio hacia el exterior, controlado por colombianos y brasileros, tiene la mira puesta en el Puerto de Montevideo. Una locación con escasos controles, apenas un escáner para contenedores y un lío bárbaro para comprar un segundo.

Los controles antilavado son cada vez más laxos. En los hechos, en los últimos tres años no llegan a diez los formalizados por este delito.

Mientras, el país, y particularmente Punta del Este, reciben decenas de millones de dólares de inversión inmobiliaria cuyo origen se desconoce.

Si no hay controles o estos son laxos, el narcotráfico tiene “el campo hecho orégano”.

El diputado Del Frade dijo que “el drama rosarino es que todos los días pasa una manada de elefantes por sus puertos, la mejor manera de esconder un elefante. Una manada que consiste en el fenomenal flujo de dinero y cargas concentrada en los muelles de los departamentos Rosario y San Lorenzo”, criticó.

En Uruguay, el Ministerio del Interior califica como éxito en la lucha contra el narcotráfico el haber desmantelado bocas en las que generalmente se encuentran unos gramos, unos pocos pesos y algún arma vieja.

Pero qué pasa con los vuelos ilegales, con el tráfico a través del río Uruguay, cómo se controlan los puertos. Y qué pasa con los millones que genera el tráfico de drogas.

Tal vez esta sea una guerra perdida. Pero todavía se puede hacer mucho para salvar gente.

Del Frade lo explica así: “Hay que hacer crecer un Estado virtuoso y no un Estado bobo o corrupto. Hay que generar trabajo, educación, cultura, deporte, alegría, porque si no, va a haber siempre droga, hambre y violencia. Hoy es más fácil conseguir un revólver que un trabajo estable. La mayoría de la gente sigue despertándose cada mañana soñando con que la vida sea distinta. No quieren ser sicarios ni desocupados. Sus cabezas y sus almas quieren ser libres. Y como eso lo veo, pese a todo, no puedo dejar de tener confianza”.

carasycaretas.com.uy

Centenares de uruguayos marcharon por la Diversidad

Este tipo de marcha se realiza de forma anual en Montevideo, capital uruguaya.

La Marcha por la Diversidad 2021 se llevó a cabo este viernes en la Avenida del Libertador en Uruguay donde miles de personas recorrieron aproximadamente dos kilómetros reclamando por los derechos de la comunidad LGBTIQ+.

La marcha arrancó desde la intercepción entre las calles Libertador y Paysandú, bajo lluvia, acompañada de música electrónica y consignas como “Tengo derecho a ser libre” y terminó en la Plaza Primero de Mayo.

Una de las coordinadoras, Lea Mazal, indicó que pedía al Gobierno de Luis LaCalle Pou “cumplir con las leyes ya establecidas como la ley para personas trans y la ley de cuotas paras los empleos públicos”, normativas que según Mazal se incumplen.

Al finalizar el recorrido previsto en una de las plazas más concurridas de la capital uruguaya, los organizadores dieron lectura al manifiesto de esta movilización.

El lema de la marcha fue “Estado ausente, nuestra lucha presente” y la lucha de la comunidad LGBTIQ+ se ha hecho sentir en Montevideo como se ha hecho costumbre todos los años, el último viernes de septiembre.

Una de las causas de la marcha, según la cuenta oficial de Twitter de la misma es alzar la voz contra la represión y la violencia institucional, el acceso al trabajo y contra la serofobia y el acceso real y sin violencia a la salud.

FUENTE: Noticias Argentinas

Por Luis Sangiorgio

La verdad sobre las vacunas anti covid: los casos de Argentina, Brasil, Uruguay y Chile

46% de las vacunas administradas en Brasil son de AstraZeneca, 45% Sinovac, 8% Pfizer y 1% J&J. Hasta fines de mayo Brasil había recibido menos de 3 millones de dosis de Pfizer, aunque contrató 100 millones. Casi todas las vacunas usadas fueron producidas en Brasil.

Si Chile, Uruguay, Brasil o Argentina hubiesen dependido de las vacunas de Pfizer, la vacunación hubiese empezado muchísimo más tarde, como es el caso de Perú. Con dificultades, todos los países implementaron las soluciones que consideraron necesarias y adecuadas.

En algunos casos la solución fue utilizar masivamente vacunas «sin papeles» y de quizás inferior efectividad, como en Chile, Brasil y Uruguay, en otros parte de la solución fue apostar por vacunas con menos prensa y «papeles» como Sputnik V, como hizo Argentina.

En Brasil, sobre todo, pero también en Argentina, otra solución fue implementar lo necesario para la producción propia nacional. De cada país se debe juzgar lo que hizo con lo que pudo y tuvo disponible. Chile, Uruguay, Brasil y Argentina hicieron muchas cosas bien.

Brasil tiene además el mérito de lograr empezar y sostener un proceso de vacunación frente a la falta absoluta de iniciativa –o directamente el boicot– del gobierno de Bolsonaro.

Lo de Chile fue excelente, Uruguay empezó más tarde pero también. Los dos países lograron vacunar a su población más rápido que Europa, y aunque se diga que las vacunas usadas son de menos eficacia, no importa, produjeron inmunidad en su población antes que en Europa

Argentina y Brasil, con sus soluciones propias y acuerdos «no-ortodoxos», lograron una vacunación que está solo poco más de un mes detrás de países desarrollados. No importa como te la quieran contar, la realidad es esa.

Entre el ruido y el humo, la realidad es que hoy la Argentina tiene a toda su población de riesgo y a gran parte de su población adulta, con inmunidad otorgada por vacunas, a apenas más de un año de empezar la pandemia.

En medio de una gran circulación del virus y del boicot activo de las medidas de control por parte de algunos medios y políticos de oposición, la Argentina –y Brasil en condiciones diferentes, el boicot fue del gobierno– han logrado proteger a gran parte de su población.

Que no nos distraigan con desinformación e información sesgada, con una campaña de desánimo que es solo política y sin base en la realidad de lo que está ocurriendo con la vacunación. Cada vacuna en cada brazo es un triunfo de todos los argentinos, incluidos los que no lo ven.

FUENTE: Página 12

Por Ernesto Resnik

*Ernesto Resnik es un biólogo molecular argentino que reside y trabaja en Estados Unidos. Su voz se transformó en una de las más autorizadas en la difusión de información científica sobre la pandemia.

La rebelión de nuestras cenizas desde el fondo del río Paraná

A 25 años de la lucha por la libertad de los ríos, contra el represamiento del Paraná Medio, encienden la luz roja por la hidrovía.

Esta historia podría empezar con las palabras de un pescador, como el que hizo fama en el Remanso Valerio; una pescadora que se hizo canción también en el Puerto Sánchez, o un gurí de la costa con “melenita despeinada”, hermanados todos por el sábalo, el surubí, la mojarrita, las pobrezas. Es fácil desnudar la distancia de la familia costera con los capitales que transitan por la llamada hidrovía. Pero hoy los testigos hablan en silencio. Son personas, de la vecindad, y no solo personas. Trataremos de escuchar esa quietud en rebelión de un solo propósito: devolver al río su nombre.

La disputa se da entre riqueza y pobreza. En donde riqueza es sinónimo de río, y pobreza equivale a hidrovía.

Somos el río Paraná, eso somos. Durante dos largas décadas nos hemos prostituido bajo aquel nombre extraño con olor a peaje que ha logrado sustituir el todo por una parte muy menor, como si redujéramos el perro a su collar, la persona a sus zapatos.

En eso de relegar la vida a un segundo plano, en función de los negocios de escala multinacional, un día el ciclo nos interpela, nos atormenta, y por eso hoy venimos al río de vuelta, como el hijo pródigo. Arrepentidos.

Nos llaman las cenizas desde el lecho, y nos llaman recuerdos de travesías muy parecidas a la emancipación, como aquella de los pescadores paranaseros que le torcieron el brazo al imperio a puro remo, y abortaron la represa. ¿Calibramos la deuda nuestra?

La diferencia

Y más recuerdos, de aquella tarde, por caso, cuando familias y amigos y tantos otros deudos de Miguel Ángel Martínez, el Zurdo, nos juntamos río adentro para darle al río las cenizas del muerto que no muere, como quien devolviera un pichón al nido. No estábamos ganándole a nadie, lo nuestro era nomás un sostenido abrazo en todo el diapasón. Por ahí dos peces de apellido Martínez Bader, de apellido Maslein Martínez, se zambulleron “en lo más profundo, donde está la raíz del agua”, se revolcaron en el caudal que iba a decir nuestra canción al mar, al infinito, para retornar en lluvias fecundas. ¿Cómo se mide ese momento en dólares?

Ganarle al otro, transportar a lo grande, invertir en la Bolsa, traficar no sé qué: eso es hidrovía cuando falta río.

Cambiar amor por conveniencia, amistad por depósitos bancarios; cambiar aromas de río fresco y harto en sedimentos gruesos, por contrabando y ruido ajeno, desatando los lazos, astillando la hermandad: eso se llama prostitución. Que la prostitución en Paraná camina las noches en medias de red, en el parque industrial, a la intemperie, como un fruto de otras prostituciones de guante blanco.

Hemos permitido, vaya a saber uno por qué debilidad, el desembarco de un artificio moderno en desmedro de ese mundo con millones de años que un día vio llegar a nuestra especie y nos brindó un lugar en las barrancas, en las islas. Ese artificio obstruye el aliento vital del intercambio, bloquea la circulación amorosa, promete encajonar lo que era libertad y que puede lucir esplendores, todavía, en parte gracias a la resistencia memorable, y rica de tan pobre, de los Cosita Romero y los Raúl Roco y tantas, tantos.

Lo nuestro no es la hidrovía. Lo nuestro es el río Paraná con sus afluentes y sus deltas y sus aves, sus peces, sus colores. Esa conciencia nos viene de la isla Curupí, nos viene del alma. El mismo río que acogió los cuerpos lanzados al vacío desde un avión, maniatados, para ahogar la resistencia joven a la perversidad de la dictadura, como nos ha contado Fabián Magnota desde la orilla del Gualeguaychú.

Biodiversidad. Ríos, arroyos, lagunas, mil especies y toda una cultura milenaria en la cuenca.

Terricidio

Cuna y plato, luna en el pelo de agua y humareda sobre la olla de tres patas en la barranquita: estamos en el río. Plaza para los encuentros, río; Minga Ayala y mojarra y empanada frita. Arcilla y curupí; arena, alisos y ceibales; nuestros ojos perdidos en el horizonte y un biguá recortado con las alas en cruz. ¿Por qué caeremos en la tentación de nombrar la vida en toneladas, de medir en billetes este paisaje inabarcable en sus misterios? ¿Y por qué resignarnos al paisajicidio, en palabras del oriental Gonzalo Abella, que es lo que la mujer ancestral de la Argentina honda llama terricidio?

Atravesados

No. Los meandros del río, las transparencias de la orilla, el contrapunto de los pájaros, no encajan en los casilleros del sistema que deja salir las joyas por un río distante para sumergir las costas en la miseria. “Y ya que es amigo del que manda más/ dígale que viche pal lao del juncal”, dice la chamarrita. “Si este invierno viene crudo lo convido pa’ temblar”.

Se ha rebelado el fondo, claro, la conciencia. Un hijo nuestro va y se accidenta lejos, muy lejos; su madre, su padre, su hermana, sus hermanos, la familia derretida en llanto rodea sus cenizas y le pide al río Paraná que arrope la memoria en su corazón. ¿Quiénes somos nosotros para empetrolar el amor más puro? ¿Y quiénes somos, para adueñarnos de una historia que se escribe así por siglos? No, “El río no es solo eso”, canta Sampayo.

Aves de paso, hemos sido atrevidos, altaneros; nos creímos dueños. Ojalá que el río comprenda nuestros vaivenes y repare heridas. Si por el declive del río sube la vida, y lo sabemos, entonces no hay modo: la confusión será de los extraños, y allá ellos.

El territorio sufre la desidia de quienes conocen el río por estadísticas y debates de empresa, y nos miran distantes, como si los habitantes del río fuéramos escollos en sus planes. ¿Dejaremos que el río decida, o nos haremos cargo de nuestra pertenencia, atravesados por el río? El río estaba de antes y estará después; fuimos y seremos río, más insignificantes que el desove de los sábalos madre.

Del Frade y Daneri

Números no espantan, decía un poeta mientras rumiaba el Martín Fierro; pero primero lo primero: nosotros, nosotras, en la biodiversidad, cantando a la sombra de los sauces criollos de la isla, remando en la canoíta por unas piezas que den qué hablar en el barrio, para compartir.

El chamamé lleva en sus ritmos y melodías el trino y el árbol; la mujer, el hombre, el litoral con todo ese bagaje de verdes y danzas, de ruedas de mate y sapucay, de trabajo y amores no siempre correspondidos. Hidrovía suena a dragas, contenedores, cantidad. ¿Dónde está la diferencia? Es muy clara: el chamamé contempla el trabajo humano y ciertas adecuaciones necesarias para la comodidad, la salud, el encuentro, el trabajo; en cambio la hidrovía ignora el chamamé con todos sus sentidos.

El abogado ambientalista entrerriano Jorge Daneri y el periodista y diputado santafesino Carlos del Frade llamaron, por distintos canales, a recuperar los nombres de los ríos y no ceder a la voz hidrovía, que expresa mejor a la empresa concesionaria del dragado y el balizamiento y los peajes privatizados en pleno neoliberalismo, años ‘90. Y aunque parezca una verdad de Perogrullo, qué bien nos viene esa voz de alerta a dos bandas: los ríos Paraná y Paraguay principalmente, y algunos de sus afluentes o su estuario llamado Río de la Plata, hablan de familias isleras, y las familias isleras dicen hospitalidad.

Pronunciar las palabras Paraguay, Paraná, Uruguay, equivale a abrir las puertas a todo un mundo, a una cuenca que atraviesa fronteras geográficas y cruza los siglos y nos comunica de verdad a los humanos entre nosotros, y con todas las expresiones de la naturaleza en una mutua cooperación, donde cada cual potencia con el entorno sus aptitudes.

Histórico. Roco y Romero parten hacia la travesía contra la represa del Paraná Medio.

Mundo zurdeño

Aprendimos con Miguel Martínez que el Paraná arrastra un rumor de chamamé, que el guaraní nos llega en la corriente con los camalotes, que el mercantilismo nos está sofocando, como dijimos el día que el Zurdo nos dijo adiós para que el mundo zurdeño se nos presentara, por fin, evidente. Y hoy nos preguntamos: ¿qué tiene que ver ese mundo que llamamos zurdeño, de oídos abiertos a los pájaros, de ojos abiertos al paisaje, de puertas abiertas a la hermandad y a los saberes sin tiempo; qué tiene que ver la calidez de esa música con la rigidez de la palabra hidrovía?

Las fronteras de Entre Ríos y su economía son trazos de la hidrovía. Hace 25 años el mantenimiento de la cuenca con vistas a la navegación fue concesionada a una empresa privada y esa concesión venció, entonces el gobierno nacional amplió los plazos mientras desarrolla un proceso de licitación para una nueva concesión. Desde distintos sectores reclaman por la biodiversidad en el río y sus costas, por el control del flujo, por la soberanía nacional, y el gobierno no ha cedido al reclamo para que el servicio quede en manos del Estado, pero promete, sí, que el Estado se encargará del peaje.

En la diversidad de voces y luchas, hay quienes todavía le dan un voto de confianza al empresario privado, y hay quienes creen que la sola estatización de un servicio lo hace público. La Argentina, y Entre Ríos en especial, son estados pródigos en testimonios de multinacionales que abusan y estados deficitarios que mal administran. Conscientes de esta historia por demás elocuente, el desafío consiste en devolver al río su nombre, su condición, y hacer un uso público y mesurado, con el criterio de mínima invasión que nos viene de saberes ancestrales bien cultivados en la cultura criolla: “Si hay leña cáida en el monte/ yo no v’y a voltear un árbol/, po’ el aire no puedo dir,/ de no, ni pisaba el pasto”, dice Romildo Risso y recita Atahualpa Yupanqui. Leña, sí, pero sin estropear. Navegación, sí, pesca sí, pero con extrema delicadeza.

Virus extractivista

La hidrovía es uno de los legados de los ‘90 neoliberales que eliminaron los organismos del Estado en los puertos, en los bancos, los trenes, la energía, las plantas alimenticias, las telecomunicaciones, incluso en las rutas, y prevaleció la concesión a “grandes” grupos económicos, un sistema que llegó para quedarse, como puede constatarse hoy mismo. En nuestra región tiene plena sociedad con el sistema de producción de granos, controlado por las multinacionales que patentan semillas, proveen insumos y exportan. Y también con el Estado que recauda y se envicia allí, en los negocios abultados.

El dragado, el balizamiento, el control, quedó en manos de Jan de Nul y Emepa. Fue la ruina del llamado Ministerio de Obras Públicas, responsable de esas funciones desde el Estado, y con tantos oficios, tanta vida, que en Paraná incluso llevó a los obreros a fundar un club. El Club Atlético Talleres Ministerio de Obras Públicas, más conocido como Ministerio a secas, de sabrosa historia, cumplirá el 15 de setiembre del año que viene su Centenario.

Los críticos del gobierno de Carlos Menem lo acusan de haber cimentado un modo de entrega del patrimonio y la soberanía, y la pérdida de millones de dólares por la falta de control, pero por ahí cuesta admitir que de Menem a esta parte pasaron cinco gestiones de gobierno durante dos décadas, es decir: si el sistema de concesión de la hidrovía fue en verdad un fraude, los responsables están vivitos y coleando.

Hace muchos años, ya no sé cuántos, los paranaenses Jorge Daneri y Daniel Verzeñassi, maestros en la defensa del ambiente, nos alertaban sobre el proyecto IIRSA, para la integración de la región con vistas a los grandes negocios, con megaobras sin consulta a las comunidades. Licencia social cero. Y en verdad que poco a poco se fueron concretando algunos tramos de esa iniciativa. La hidrovía es una de sus perlas.

El profesor de historia y sindicalista docente César Baudino advirtió la importancia de la discusión y se convirtió en estos años en un profundo estudioso de la hidrovía. A él acudimos por datos que demuestran la importancia del uso de los ríos con fines comerciales y de los riesgos de los trabajos que desnaturalizan a veces su condición.

Lo escuchamos días atrás junto a Nadia Burgos (MST), Romina Arapeiz (Onkaiujmar), y otros vecinos en una exposición conjunta sobre la cuenca, con números incluso de exportaciones, crímenes, abusos, y también con la mirada nueva y antigua por integral, rompiendo compartimentos estancos. Señalamos este encuentro como un ejemplo de las decenas grupos y personas con la atención puesta en el río y sus circunstancias. Al mismo tiempo, los factores de poder estatal han hecho hasta lo imposible para generar desconfianza. La distancia entre el decir y el obrar es una marca, así en la soja como en el fracking, así en la megaminería como en la salud del río. Sin embargo, la eficacia de la lucha desde el pie se muestra con claridad en una experiencia muy nuestra: en este año 2021 estamos cumpliendo 25 años de la inauguración de la resistencia ambiental con la constitución de la histórica Asociación de Entidades Ambientalistas de la Cuenca del Paraná en 1996. Aquellas marchas lograron que el represamiento del Paraná Medio trocara en una Ley Antirrepresas. Desde la epopeya hemos sabido de un montón de organizaciones con conciencia ecológica en distintas localidades, con luchas memorables en el país, y también como una vacunación que genera anticuerpos contra el virus de los sistemas extractivistas.

Zurdo Martínez. Como quien devolviera un pichón al nido.

La corona de juncos

Un buque con marineros allá, una madre islera meciendo aquí una cunita de sauce: son escenas compatibles. Aquí una familia disfrutando las playas, allí una cruz de ñandubay resguardando el punto de la defensa nacional a fuerza de cadenas en la Vuelta de Obligado: “De nuestras selvas escuché el arrullo,/ de nuestras pampas contemplé la faz,/ y el grande río, de la patria orgullo,/ que derramado por sus islas va”, dice el poeta.

Es el mismo Paraná que pisaron por milenios las plantas de nuestras comunidades ancestrales, y que en tiempos de la colonia llevó a Manuel José de Labardén a cantarle: “Augusto Paraná, sagrado río/ primogénito ilustre del océano,/ que en el carro de nácar refulgente,/ tirado de caimanes, recamados/ de verde y oro, vas de clima en clima,/ de región en región, vertiendo franco,/ suave verdor y pródiga abundancia… Desciende ya dejando la corona/ de juncos retorcidos, y dejando/ la banda de silvestre camalote…”,

Dos siglos después, frente al Cerro de la Matanza, canta Aníbal Sampayo: “Señor del río dame tu luz, tu resplandor,/ mi tiempo es éste, mi madre tierra, mi padre sol…/ Aquí en el Cerro de la Matanza junto a tu cruz/ amo tu delta, tus aves libres, tu cielo azul…/ El río pasa y se va,/ bermejo, al atardecer,/ y la tristeza del indio,/ sangrando parte con él”.

Supo ver el artista sanducero esa ancha lágrima que es para nosotros el Paraná, y qué decir si frente a Bella Vista, un fatídico 8 de setiembre el río se tragó las voces, la música y el corazón para devolvernos la nostalgia por la eternidad. ¿Vale esta memoria para explicar por qué la cuenca es mucho más que una hidrovía? ¿Llamaremos hidrovía a nuestras penas? “Arriero de la sombra de la vida, por el camino que anda caminando lleva la carne de la primavera” el jangadero, dice Jaime Dávalos ¿Llamaremos hidrovía al curso de nuestros desvelos? “En el sueño de la vida y el trabajo se me vuelve camalote el corazón”, canta Eduardo Falú.

“Sangra en tus riberas el ceibo en flor/ y la pampa verde llega a beber/ en tu cuerpo lacio, donde el verano/ despeña toros de barro y miel”. ¿Nos privaremos nosotros de esa fiesta de vida que nuestros isleros llaman yaguarón, en el devenir del río que, como dice, el Chacho Muller “algo nos deja y algo se va”?

Ni entreguistas ni timoratos

Modificamos el lecho, contaminamos el agua y los barros del fondo, atrapamos peces por millones cada año con redes kilométricas para la industria, alejamos a las familias de la vida ribereña, nos plantamos de espaldas al Paraná o, en el mejor de los casos, enfrente, pero enfrentados, no en comunión. Hicimos de ese mundo complejo que es la cuenca una vía ajena, propia del “use y tire”, cultivando lo peor del antropocentrismo: el mercantilismo.

La tierra no es del hombre: el hombre es de la tierra. El río no es del hombre: el hombre es del río. Eso es fruto de los saberes ancestrales, pero nosotros, contra todo juicio, convertimos al río en propiedad ni siquiera del hombre, sino de las multinacionales.

Desde el río milenario que amparó a nuestras culturas en sus costas, en sus islas; desde la poesía y el canto y la experiencia honda de la mujer y el hombre que pescan para la familia; desde la canción sentida en un cerro que habla de exterminio y que inspira la inclinación sentida; y también desde la feliz rueda de mate y la fiesta de garzas y el extendido sapucay; en fin: desde el paisaje y los alimentos, el trabajo y el arte y el amor, es que podemos comprender, sí, la necesidad de un transporte a cierta escala que no haga daño. Pero no al revés. Si no ponemos las cosas en su contexto, si no jerarquizamos los valores, lo que hallaremos al final del camino será una pálida autopista de negocios sin personas, sin alma, sin música, sin vida. Primero el río con nosotros, nosotras en el río, y luego todo lo que la conciencia comunitaria acepte. Ni entreguistas ni timoratos.

FUENTE: UNO

Abril fue el peor mes de la pandemia para Uruguay, con más del 60% de las muertes

De un total de 2.616 de fallecimientos desde que inició la pandemia en marzo del año pasado, solo en abril murieron 1.571 personas. Mismo mes en el que se registró el primer fallecimiento de una mujer embarazada y de un bebé.

A comienzos del mes había 360 personas internadas en terapia intensiva mientras que para el 26 de abril la cifra era de 548.

Abril fue el peor mes de la pandemia para los uruguayos que en los últimos treinta días vieron morir a 1.571 pacientes de coronavirus, el 60% de los fallecimientos totales, y batieron el récord de internaciones en unidades de terapia intensiva, informó el GACH (Grupo Asesor Científico Honorario).

Según su último balance, Uruguay se encuentra en una situación muy grave y si los casos no bajan, la cantidad de fallecidos en mayo podría ser similar, informó el diario local El País.

Desde el 13 de marzo de 2020, que se detectó el primer contagio en el país, hasta el 10 de abril de este año habían fallecido siete trabajadores de la salud, una cifra que se elevó a 15 en la actualidad.

O sea, se necesitaron apenas 19 días para superar la cantidad de fallecidos entre profesionales de la salud que se habían registrado en los 393 días anteriores.

El aumento de fallecimientos entre el personal de la salud es consecuencia del aumento de casos y reflejo también de la suba de fallecimientos totales.

En abril murieron 1.571 personas de un total de 2.616 desde marzo del año pasado.

Además, también en el mes pasado se registró el primer fallecimiento de una mujer embarazada y de un bebé por esta enfermedad.

La letalidad pasó de 0,9 a 1,31. Es decir, que el 1° de abril, de cada 100 pacientes con coronavirus, 0,9 fallecían pero a fin de mes la letalidad es de 1,31 cada 100 contagiados.

Además, la cifra de pacientes en terapia intensiva, si bien viene en aumento desde noviembre de 2020, en abril rompió récords, de acuerdo a la recopilación de datos efectuada por El País.

A comienzos del mes había 360 personas internadas en esas unidades mientras que para el 26 de abril la cifra era de 548.

Asimismo, los contagios registraron un fuerte crecimiento: solo el mes pasado se contagiaron 89.817 personas de coronavirus, esto es el 45,26% del total de positivos desde que comenzó la pandemia.

Abril también fue el mes con mayor número de test realizados, con un total de 433.701, mientras que el día con más test fue el 26 de marzo, con 27.808.

Durante el primer mes de pandemia, en marzo de 2020, apenas se reportaron 2.895 test realizados.

En total, más de 198.000 personas se contagiaron y más de 2.600 murieron por coronavirus en Uruguay desde marzo del 2020.

FUENTE: Télam

Sudamérica en alerta máxima ante los estragos que provoca la cepa amazónica

Los estragos causados por la mutación brasileña del coronavirus se extienden por Sudamérica, con 100 infectados esperando una cama de terapia intensiva en Paraguay, casos en aumento en Chile, Uruguay y Perú y confinamientos vigentes o a punto de comenzar para tratar de contener el virus.

Brasil

En el propio Brasil, la virulencia de la cepa detectada en Manaos se siente con fuerza: el 64% de los infectados en San Pablo, la mayor ciudad del país y de la región, se contagiaron de esta variante, de acuerdo con un informe de la municipalidad y la universidad local.

El secretario de Salud de la ciudad, Edson Aparecido, dijo que en total el 78 por ciento de la población tiene la variante del Amazonas y del Reino Unido,.

«El 35% de los que van a la Unidad de Terapia Intensiva con estas variantes está muriendo, avanzó en personas de entre 20 y 54 años y provoca gravedad a partir del sexto día de contacto con el virus», indicó, en el primer día del superferiado que cerró la ciudad hasta el 5 de abril, después de la Semana Santa.

La ciudad de San Pablo inició este viernes el feriado pero el estado homónimo, donde viven 46 millones de personas, extendió hasta el 11 de abril la fase de emergencia en virtud del colapso en hospitales.

Todas las actividades comerciales, salvo estaciones de servicio y supermercados, están prohibidas y solo se permite que el comercio y restaurantes puedan ofrecer sus servicios vía delivery.

De acuerdo con datos del Consejo de Secretaría de Salud de los Estados, unas 6.800 personas están en fila para camas de terapia intensiva en todo Brasil, 1.500 de ellas en el estado de San Pablo, informó la TV Globo.

El colapso sanitario es evidente y aumenta con las cifras de contagios que llegaron a pasar ya los 100.000 por día, en el marco de una pandemia que ya mató a más de 300.000 personas en el país.

Paraguay

Esta cepa detectada en el Amazonas también es la principal causa del rebrote de casos en Paraguay, donde al menos 92 personas esperan un lugar en terapia intensiva ante la ocupación de un 100% de las camas en los hospitales, informaron las autoridades.

La directora de Redes y Servicios del Ministerio de Salud, Leticia Pintos, anunció que se habilitarán más camas de terapia intensiva en los próximos días, pero alertó que otro problema es que el personal de salud «está casi agotado» por la pandemia.

El Gobierno de Paraguay impondrá una cuarentena estricta desde este sábado y hasta el domingo 4 de abril, período en el que las personas solo podrán salir de sus casas para comprar alimentos, medicamentos y artículos de limpieza.

Perú

Otro país limítrofe de Brasil que no pudo contener el ingreso de la cepa es Perú, que ya superó el millón y medio de casos, y alcanzó 50.831 muertes desde que irrumpió la pandemia hace 12 meses, informó el Ministerio de Salud.

Las autoridades sanitarias confirmaron que la variante brasileña del coronavirus es la causante del 40% de casos registrados los últimos meses en Lima, donde se concentra casi la mitad del total de contagios registrados a nivel nacional.

Perú tuvo el miércoles un récord de casos diarios, con 11.260, la cifra más alta en toda la pandemia.

Chile

Hoy le llegó el turno a Chile de tocar el techo histórico con 7.626 nuevos positivos, una cifra que superó con creces el récord anterior de 7.084 casos registrado el pasado sábado 20 de marzo.

Los casos activos, es decir, aquellos que aún pueden contagiar a otros, también anotaron la cifra más alta jamás registrada, con 41.151 personas capaz de transmitir el virus.

Bolivia

Para evitar un panorama similar, los departamentos amazónicos bolivianos de Pando y Beni, fronterizos con Brasil, se declararon hoy en emergencia y alerta roja y dispusieron la aplicación de nuevas medidas ante el fuerte aumento de contagios atribuido a la variante brasileña.

La gobernadora de Pando, Paola Terrazas, manifestó que están «en riesgo alto» y que el departamento se declaró “en alerta roja, porque no quiere que “siga creciendo el número de contagios» y anunció el cierre parcial, por algunas horas del día, de la frontera con Brasil y otras medidas, publicó el diario local El Deber.

Los municipios de Guayaramerín y Riberalta, del departamento de Beni y también limítrofes con Brasil, anunciaron, por su parte, mayores controles en la frontera, informó el diario local La Razón.

El Ministerio de Salud dijo que todavía no confirmó la presencia en Bolivia de la cepa brasileña, pero anunció el envío de medicamentos, insumos hospitalarios y médicos a esas regiones, para reforzar la respuesta a la pandemia.

También se enviaron millares de vacunas Sinopharm y AstraZeneca para adelantar en esas regiones la campaña general de inmunización programada a partir de la próxima semana, dijo el ministro de Salud, Jeyson Auza, según reportó la agencia de noticias Sputnik.

Uruguay

La presencia de la cepa de Manaos ya es notoria en Uruguay, que atraviesa su peor momento de la pandemia, con cifras récord de contagios y muertes.

Ante esta situación, las autoridades decidieron esta semana suspender las clases presenciales hasta la Semana Santa inclusive, cerrar las oficinas estatales y cancelar los espectáculos públicos hasta el 12 de abril, entre otras medidas destinadas a frenar los contagios.

FUENTE: Télam

¿Se viene la industria nacional de cannabis medicinal?

El presidente Alberto Fernández adelantó que enviará un proyecto de ley para darle impulso. Generaría, además de acceso a productos nacionales, empleos. Santa Fe intentó 3 veces hacerlo durante el macrismo y en Jujuy ya hay una plantación. Uruguay y Canadá, dos modelos a mirar.

¿Se viene la industria nacional de cannabis medicinal?

A mitad de discurso en el Congreso Alberto Fernández elige adelantar 6 proyectos que enviará a debate en 2021. Habla de los pilares de un gran proyecto nacional de desarrollo e inclusión social.

El primero es incentivar la fabricación de autos eléctricos.

El segundo es meter mano a los impuestos para atraer inversiones a las automotrices.

El tercero viene con una estadística a rastrear.

“La industria mundial del cannabis medicinal triplicará su volumen de negocios en los próximos 5 años”

Alberto Fernández

dice el presidente y confirma que mandará un proyecto para cultivar cannabis a escala industrial en Argentina. La idea está en la ley, ya avanzó con una plantación grande en Jujuy y en Santa Fe tenían apuntado un predio para cosechar.

El anuncio de Fernández llega a una semana de que las organizaciones cannábicas del país reclamasen al gobierno nacional por la apertura del ReProCann, el Registro del Programa de Cannabis, donde deben inscribirse las personas que necesitan cultivar para estar protegidas de allanamientos violentos, causas judiciales absurdas y sobre todo, acceder a una forma de mejorar su calidad de vida negada por la floja reglamentación de la ley durante el macrismo.

Desde la ley aprobada en 2016 hacerse de los aceites de cannabis, unas de las formas más habituales del uso medicinal, es difícil. Hasta que ReProCann esté en marcha con las nuevas pautas de la reglamentación, solo pueden ser recetados en casos de epilepsia refractaria.

No hay un producto hecho en Argentina. Son importados a costo de dólar y quienes trabajan en la salud no terminan de amigarse con los preparados. Igual, la demanda de los frasquitos creció por los buenos resultados clínicos, el boca a boca y el espaldarazo de activistas y profesionales a la planta.

Solo como ejemplo, en 4 años se triplicó la cantidad de testeos de aceites en la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Las personas querían y quieren saber qué hay en los preparados para mejorar tratamientos y no ser víctimas de oportunistas en un mercado no regulado.

Desde la ley de 2016 solo Jujuy, con el gobernador macrista Gerardo Morales a la cabeza, logró armar una empresa estatal para plantar y producir. El 14 de noviembre de 2018 en el Boletín Oficial de esa provincia confirmaban que era el primer distrito de la Argentina en crear una empresa del Estado para cultivar y producir aceite de cannabis medicinal.

La firma, Cannabis Avatara, dará los permisos para plantar y fabricar los productos por 99 años. Entre las primeras estuvo la prueba piloto en la finca de 15 hectáreas de El Pongo, a 25 kilómetros de San Salvador. Es el primer paso de un plan de cultivo industrial que, según declaró Gastón Morales, hijo del gobernador, se extenderá a 500 hectáreas en 5 años.

El gobierno de Santa Fe intentó tres veces y de tres formas distintas dar acceso al cannabis medicinal produciendo a gran escala. Todas fueron a través del LIF, uno de los laboratorios que, según la última reglamentación de la ley, tendrán prioridad para producir al estar dentro de la Agencia Nacional de Laboratorios Públicos (Anlap).

La primera propuesta fue trabada por el Ministerio de Seguridad de la Nación cuando negaron el ingreso de 50 kilos de flores desde Uruguay para hacer los aceites en la capital santafesina.

La segunda fue la de plantar en un predio del INTA cerca de la pequeña localidad de Ángel Gallardo.

La tercera, fue importarlo a granel y fraccionarlo. Ninguna consiguió el okey de Nación, aún cuando significaba gastar un tercio de lo que cuesta importar el producto.

Mirando el globo

Si bien desde hace años la industria del cannabis medicinal y no medicinal existe, el escenario productivo mundial dio un giro en diciembre cuando la ONU cambió la clasificación del cannabis en la lista donde se organizan las drogas según su peligrosidad.

Por 59 años estuvo etiquetada por la Convención de 1961 –el primer tratado internacional de drogas de la historia– junto a la cocaína, morfina, metadona, heroina y opio. Todas, siempre esa definición de 1961, tienen un potencial adictivo y deben tener un control estricto.

Era una invitación a prohibir tenencia, producción y cerrar casi la puerta a las investigaciones médicas por nuevos usos.

No todos los países escucharon. Además de la demanda de salud, los números estaban a favor de la investigación, patente y producción de la planta y sus derivados.

En el continente americano Uruguay y Canadá son ejemplos. En ambas el uso adulto, ya sea medicinal o no, está regulado.

Uruguay puso un límite a cantidad y controla a las empresas que producen y venden para garantizar calidad y cuidar a las más de 53 mil personas registradas que acceden al cannabis.

Desde 2017 hay 15 firmas dedicadas en su mayoría a salud humana y animal, más una que produce yerba mate. No es la única forma de llegar al cannabis. Pueden cultivar en sus casas o en los clubes de cultivo, siempre y cuando estén en el registro.

Canadá legalizó en 2015 y desde entonces intenta arrebatarle una tajada más grande al mercado negro. Según Imer Flores escribió en su libro 4 20 Momento de regular la cannabis y reveer la política de droga en México y en el Mundo, eso significó también crear nuevos empleos.

En 2020 hay más de 300 nuevas empresas con 900 personas produciendo en Canadá. En el estado de Alberta, uno de los que tienen más personas consumiendo, 2019 cerró con ventas cercanas a los 30 millones de dólares. Ahí controlan el proceso, la distribución y la venta, como cualquier otro producto. Entre las restricciones, no pueden llegar a menores de edad.

Con los impuestos de las ventas, el Estado canadiense elige qué hacer. Una buena parte, siempre según Flores señala en su libro, va a políticas de salud en general. Otra parte, y definido por ley, va a tareas de prevención y evitar consumo en menores de edad. Y también para tratar a quienes tienen consumos problemáticos, algo que las autoridades estudian para confirmar si aumentaron o no después de la regulación.

Un futuro donde el Estado plante y deje plantar

Mientras avanzan proyectos de cultivo comunitario, registros municipales y proyectos de ley de autoabastecimiento la decisión de producir cannabis, que también tiene sus variables en la industria textil y de la construcción, parece un paso fundamental para garantizar el derecho a la salud.

También, una forma de dinamizar una economía que ve venir el post covid-19. Y más si redireccionan los recursos económicos destinados a perseguir pequeños consumidores. En 2019 la organización Reset calculó que cada causa judicial contra una persona a la que le encontraron poca cantidad de marihuana, cocaína o pastillas costaba unos 2 mil dólares al Estado.

FUENTE: El Ciudadano

Por Agustín Aranda

Exportar desde Argentina, facturar desde Uruguay: la ingeniería evasora de Vicentín

La gigante cerealera y alimenticia había armado durante los últimos años de la administración Cambiemos, una estructura offshore para pagar menos retenciones. Es parte de lo que se descubrió mientras continúa avanzando la investigación por los millonarios e irregulares préstamos otorgados por González Fraga al frente del Banco Nación.

La firma realizaba los envíos desde Argentina
Entre junio de 2018 y luego durante 2019, el grupo «Vicentín inicia un proceso de lo que se suele denominar offshorización». La introducción pertenece a Claudio Lozano, economista y dirigente político, y actual director de Banco de la Nación Argentina.

Desde ese cargo, Lozano viene conduciendo parte de la investigación interna que la mayor entidad bancaria del país lleva adelante para determinar cómo es que se generó el desfalco causado por Vicentín. Se trata de la gigante cerealera y alimenticia que solicitó y no pagó un crédito por 300 millones con el Banco Nación. Y que luego, pese a que su calificación crediticia tenía un recuadro rojo, volvió a recibir un nuevo préstamo del Nación por casi 100 millones de dólares más, con la firma de Javier González Fraga, el funcionario que había puesto Mauricio Macri para que condujera el banco y que hoy está imputado por esta causa.

Ese desfalco fue el detonante para que se comenzar a investigar la estructura de la que es una de las principales aceiteras del país, y cuyo virtual default llegó a hacer temblar a las estructuras del Nación. En ese marco es que fueron apareciendo detalles de la manera en que el grupo empresarial estaba organizado con una verdadera ingeniería con el objetivo de sortear la carga impositiva.

Entre junio de 2018 y luego durante 2019, el grupo «Vicentín inicia un proceso de lo que se suele denominar offshorización. En ese momento comienza a radicar empresas afuera, en el Uruguay y, constituye una empresa holding para articular todo el conjunto empresarial, que se llamó Vicentín Family Group
«En ese momento Vicentín comienza a radicar empresas afuera, en el Uruguay. De hecho, constituye una empresa holding para articular todo el conjunto empresarial que se llamó Vicentín Family Group», señala Lozano.

Esa empresa tendría el 75% del capital accionario de Vicentín s.a., la que a su vez es propietaria del 100% de Vicentín Uruguay, que también es constituida en el año 2019.

¿Cómo actuaba este entramado? Lozano lo responde con una figura de números sencillos. «Supongamos que Vicentín Argentina tiene que exportar 100 dólares. En realidad le exporta 80 a Uruguay, y por lo tanto paga retenciones por 80. Pero al mismo tiempo la mercadería que Vicentín exportó no va a Uruguay. Va directamente al lugar del mundo que corresponda: a Europa a China, al lugar que fuese», explica.

El detalle es que a esos destinos la mercadería «llega con una factura de Vicentín Uruguay, y es por 100 dólares. Por lo tanto los 100 dólares entran en Vicentín Uruguay. Con lo cual hay 20 dólares que quedan en Uruguay; no entran a la Argentina».

La explicación de Lozano, basada en lo que la entidad bancaria ha logrado determinar, no es difícil de entender: «Vicentín se queda con dólares afuera de la Argentina, y por otro lado paga menos retenciones que las que tendría que haber pagado. Lo que buscan es que este tipo de operaciones puedan terminar pareciendo como legales, cuando en realidad son operaciones al interior de una misma empresa para defraudar al Estado».

FUENTE: marcainformativa.com